5.5.11
Mejorar la espera
Como mi situación dice que hasta que no se defina el tema de si me sale o no el trabajo en Salta capital, estoy fijo acá y no continuo el viaje, decidí hacer la espera algo más agradable. Saqué ayer por la tarde pasaje para Cafayate. Si me llaman porque el trabajo sale, vuelvo en un par de horas y estoy listo para ir, si no me llaman, sigo el viaje y, mientras espero, disfruto de un lugar con menos movimiento y más tranquilidad.
En Cafayate pasé fin de año y es otra ciudad que me encantó. Además, nunca alcancé a visitar las bodegas, ni el Museo del Vino. Sin mencionar que vario me dijeron que otoño es una estación espectacular para visitar esa zona. Con bastante frío a la noche, pero con unos colores increíbles durante el día. Será cuestión de confirmarlo.
Pa' Cafayate me voy, a mejorar la espera.
28.4.11
No caer en el punto de dejar de disfrutar el viaje
Tremendo título, ¿no? Es que es lo que estoy pensando en estos días. Cuando salí de Buenos Aires hace más de 5 meses, mi idea era hacer un gran viaje por el norte argentino, Bolivia, Perú y más allá. El famoso año sabático de viaje después de haberme recibido. En el medio pasaron mil cosas, conocí gente buena onda en varios lados, recorrí paisajes espectaculares, pasé un carnaval, una elección y otros tantos sucesos extraordinarios y me quedé buena parte en la ciudad de Salta, porque encontré acá un segundo hogar.
De pronto, algo inesperado me complicó el panorama: una oferta de trabajo. El amigo Ramiro, que me aloja en Salta (y ahora hasta amenaza con presentarme una prima) le comentó de mí a un amigo que andaba buscando diseñador gráfico para su empresa. Fui a una entrevista, la primera de mi vida, me sentí cómodo, pero pasaron las semanas y nada. Ayer (o anteayer, ya me perdí), me volvieron a llamar, diciendo que querían tener una segunda entrevista. No me dijeron si ya era para contratarme, si el proceso era largo o qué. Lo concreto es que me vuelve a entrar la duda sobre si seguir mi viaje o probar quedarme a vivir un tiempo acá en Salta y hacer mi primera experiencia laboral. El problema es que en esta disyuntiva, no estoy disfrutando el viaje, que era el objetivo original.
¿Qué hacer entonces? ¿Me quedó?, ¿Agarro el trabajo? ¿Saldrá el trabajo? ¿Largo todo y sigo el viaje?
20.4.11
Semana Santa y más allá
Se viene la Semana Santa en el Dique Cabra Corral. Y oficialmente serán mis últimos días en Salta. Aunque, como dice mi vieja, de forma poco original, "nunca digas nunca". El martes 26 tengo pasaje a La Paz. Finalmente, después de casi 4 meses en el Norte Argentino, salto la frontera. Cuesta dejar Salta, después de tantos buenos momentos. Voy a extrañar, en primer lugar, a los amigos: a Ramiro que se copó y me dio alojamiento este tiempo. A Martín, a Jorgito, a toda la banda que compartió tantos mates, cervezas, noches de La Balcarce, partidos de truco y charlas futbolero-políticas. Voy a extrañar el barrio Castañares, la Plaza 9 de Julio, el Cerro San Bernardo, tantos paseos por calles desconocidas, tanta nostalgia.
Queda la alegría y el recuerdo de los buenos momentos vividos y los que quedan, la tranquilidad de tener un lugar para volver cuando entre la nostalgia, los amigos, que nunca se pierden.
Pero mejor dejar este racconto para después del fin de semana largo. Todavía queda mucho por vivir...
15.4.11
De vuelta al Dique
Todo parece indicar que la Semana Santa volveremos al Dique Cabra Corral. Esta vez, por un par de días más que el último feriado, que ya me olvidé cuál era. Igualmente, cuando uno está de viaje/vacaciones, todos los días son feriados, eso es lo bueno, y lo malo.
Haré mi mayor esfuerzo por unirme a Ramiro y sus amigos en el tema de los deportes acuáticos, aunque sigo teniendo algo de cagazo a eso de subirme a una tablita con vela o a una moto de agua. Que se yo! supongo que eso de "tenele respeto al agua", clásico de mi vieja, me llegó en serio. La cuestión es que esta vez probablemente no zafe de la insistencia del "dale, porteñito, animate", con el que me hostigaron todo el viaje pasado.
Por lo pronto, tengo la tranquilidad y la confianza para revalidar mi título de truco en el próximo campeonato. Demostré, con creces, que incluso bajo los efectos avanzados del alcohol, son invencible. :D
Nada mejor que un feriado, incluso para el viajero, porque puede compartir con los que habitualmente están laburando y no son parte estable de su recorrido.
11.4.11
Pasaron las elecciones en Salta
Pasaron nomás las elecciones en Salta. No hubo mucho que palpitar: Urtubey ganó caminando. Afortunadamente fue una jornada tranquila y, fuera de denuncias y expresiones ridículas de "Camperita" Olmedo, todo transcurrió en calma.
El voto electrónico funcionó bien y nadie salió a criticarlo, ni a decir que estaba manipulado o que había habido fraude. Imagino que si se hubiera estrenado esta modalidad en una elección más reñida como la de Chubut, estaría en el centro del escándalo, pero la previsibilidad de ésta, le ahorró el debate.
El apoyo a Urtubey parece dividirse entre los que están contentos con la gestión, los que votan a Cristina a través de él y los que lo votan como el mal menor y ante el horror que causa un impresentable como Olmedo. El apoyo a Olmedo parece basarse en camionetas y gorritas. El apoyo de Wayar en la escasa influencia moyanista en la provincia y en un puñado de fieles. El apoyo a resto de los candidatos, bien, gracias.
Salta retomará, espero, de a poco su ritmo habitual. Los carteles que empapelan la ciudad se guardarán junto a las promotoras que serán reemplazadas nuevamente por turistas que poco entienden o se interesan por la actualidad nacional. Pasó otra elección y uno se siente como después del super-clásico.
8.4.11
Viernes
Me gustan los viernes en Salta. Casi parecieran empezar unas horas antes que en Buenos Aires. No me pregunten por qué, pero el espíritu del viernes siemplemente está en el aire desde la tarde. Los chicos con ropa de colegio corren por la Plaza 9 de Julio, los oficinistas hoy están más "casual" que nunca, las mujeres sonríen más y hasta los jubilados parecen emocionarse saboreando la visita de los hijos o los nietos del fin de semana.
La ciudad empieza a bajar el ritmo y de a poco el Centro se va vaciando, dejando apenas turistas (como uno), uno que otro que le tocó trabajar hasta tarde y algún loco o borracho que no se enteró que ya era viernes.
La gente se va a los barrios, para sus casas, otros tanto enfilan para La Balcarce o alguna de las tantas peñas, algunos se van al interior a visitar familiares y otros se acuestan temprano, porque tiene la desgracia de trabajar el sábado.
Es viernes, y aun para el que no trabaja, es especial. Es de esos días alegres por naturaleza, porque anticipan el descanso y una vida compartida con los que más queremos.
Los extraño, familia, amigos. Desde que estoy de viaje, los viernes se me hacen un poco melancólicos.
6.4.11
¿Quién dijo que la política es aburrida?
Heme aquí, oficiando de cronista eleccionario, para los amigos porteños que preguntan.
Las elecciones en Salta son este domingo 10. Los candidatos principales son Urtubey (el actual gobernador, por el FPV), el conocido impresentable de Alfredo "Camperita amarilla" Olmedo (por el PRO) y un tal Wayar, que todavía no entiendo muy bien de qué la juega, pero parece que es opositor a Urtubey, aunque al mismo tiempo va por el FPV. Según todo el mundo acá, gana Urtubey caminando. Incluso cuando la mitad de "ese mundo" tenga puesta la gorrita amarilla que regaló Olmedo.
Va a haber voto electrónico, por primera vez en Argentina, en casi un 30% de la provincia. De mi parte, tengo curiosidad por ver cómo funciona. Después del desastre de Chubut, uno ya no se confía de nada.
Por lo pronto, como siempre, una elección es algo necesario para democracia, pero además interesante y divertido. Siendo un poco ajeno a la misma, podré disfrutarla doblemente. Tengo la extraña obsesión de verlas como casi un evento deportivo, me encanta saber los números, quién gana en cada departamente, cada ciudad, etc.
Mi amigo Ramiro le va a Urtubey, así que, como con Antoniana, tendré que ir por su equipo. Algo que no es tan grave, considerando que si me daban a elegir a mí, sólo tendría una certeza: quisiera que pierda Olmedo. Gente como ese daña al país. No puedo opinar de Urtubey y su gestión, porque no conozco nada. Unos meses no permiten opinar.
En fin... todo se resuelve el domingo, y va a estar entretenido!
1.4.11
De vuelta al viaje
Todo parece indicar que no me fue tan bien en la entrevista. Aunque, más bien, quedó en un "veremos". Si bien el tipo se quedó contento con el resultado, la verdad es que necesita un profesional en el manejo de ciertos programas en los que yo apenas toco de oído. En realidad, fui yo el que se fue con la sensación de que no había ido tan bien la cosa. Algo lógico después de responder cómo 5 preguntas con "no sé" o "más o menos" o "poco"... no es el dato más alentador para una entrevista.
Por lo pronto, mientras espero el resultado, sin fecha prevista, continúo con este hermoso viaje. Obviamente, por las próximas semanas, tendré que estar en Salta capital, por cualquier cosa. Luego, tendré que ver el próximo destino. En el entretanto, tendré que soportar los nervios de mi vieja, la pregunta insistente de los amigos porteños de "¿Y, qué onda?" y de los amigos salteños: "¿Ya tenés trabajo?".
El plan inmediato es irme a meditar cual buda a la punta del Cerro San Bernardo, con algo de música y una docena de empanadas (que frías también funcionan).
31.3.11
La suerte está echada
Hoy es la famosa entrevista de trabajo en Salta que ha revolucionado mi familia. Después de mucho pensarlo, decidí dejarlo librado al azar: iré a la entrevista y que la empresa decida. Como mis ganas de probar la experiencia de vivir un tiempo acá y mi amor por Buenos Aires están en un empate técnico, dejaré que el potencial empleador decida. Si me contrata, me quedo. Si no me tiene en cuenta, sigo viaje "Hacia el Norte" como anuncia este blog y como dejé de cumplir en el exacto momento en que llegué a la hermosa Salta.
Cualquiera sea el camino, salgo ganando. Trabajo y la experiencia de vivir afuera, por un lado. La experiencia de un viaje inolvidable que seguramente me tiene otras cuantas sorpresas, por el otro.
Mientras tanto, mi futuro inmediato me dice que hay un mate esperando.
28.3.11
Y si me quedo...
Volví de Tartagal, no alcancé a pasar por Orán y por Mosconi como quería. Volví a Salta capital, y volví de apuro. Y acá está la razón y la gran disyuntiva: me ofrecieron un trabajo. Si, algo tan simple y tan complejo.
Uno que venía en plan de viaje, de año sabático, de descanso, escapando de las responsabilidades, feliz con haberse sacado la Facultad de encima y, en el lugar menos esperado y en el momento menos esperado, me ofrecen un trabajo.
Salió, involuntariamente, (cuando no) a través del amigo Ramiro. Un amigo suyo le comentó que buscaba un diseñador para su empresa y salí sorteado.
Volví de Tartagal y no puedo dejar de pensar en eso: 1° es trabajo y una oportunidad de hacer experiencia laboral, 2° es la chance de vivir un tiempo fuera de Buenos Aires (y encima en una ciudad que me gusta), 3° Si no me gusta o no me lo banco, puedo salir corriendo :D.
Claro que está todo lo otro: 1° aunque todavía no me pasó, extrañar Buenos Aires, 2° estar lejos de la familia y los amigos de siempre, 3° que me guste demasiado y quedarme acá.
Probablemente especulo más allá de lo que importe o deba, al final es simplemente un trabajo que puedo agarrar o no. Pero, ¿quién me saca de esta duda?
24.3.11
Día de la Memoria en Tartagal
También acá, en Tartagal, se conmemora el Día de la Memoria. También acá hubo desaparecidos, torturados, secuestrados, asesinados. Por acá, incluso, pasaron muchos exiliados, camino a Bolivia y más allá, escapando del horror. Tanto como les cuesta a los porteños aceptarlo, o figurárselo, Tartagal es también Argentina y no TODO pasó en Buenos Aires. Acá se sufrió tanto como allá. La presencia del gobierno militar fue igual de despótica y sangrienta acá como en Buenos Aires y cualquier rincón del país.
Un día que desde siempre es para la reflexión, lo es aún más para mí estando lejos de mi ciudad y en otra zona de mi país.
Hoy, como siempre, ni olvido ni perdón, juicio y castigo. Nunca más.
23.3.11
Verde y Rojo, Tartagal
En Tartagal hay grandes letras de cemento en la entrada. Para sorpresa de nadie, dicen: TARTAGAL. Hay verde en los árboles y rojo en los ríos. Hay recuerdos de inundaciones terribles y de pescadores heroicos. Hay gente de todas las razas y colores y hay un espíritu solidario y colaborativo como en pocos otros lados donde haya estado.
Hay gas y petroleo, hay una Virgen de la Peña, hay mountain bike y los infaltables museos regionales y tradicionalistas. Hay un puente ferroviario que aprendí a apreciar más cuando vi el amanecer de ayer. Está María en el Hostel y sus desayunos que sirven para tener la panza llena hasta la noche.
Tartagal es una linda ciudad, más grande de lo que el porteño promedio imagina y más hermosa de lo que lo mismos salteños (Ramiro, Ezequiel) me la habían pintado.
18.3.11
Saliendo para el norte
Más al norte del norte, hasta el límite de Argentina con Bolivia y Paraguay, allá voy, a Tartagal. Espero conocer la selva, intentar pescar en el Bermejo, encontrar la tranquilidad que me espera en cada ciudad de Salta. Completar el álbum de diferentes paisajes de esta provincia, ahora que ya estuve desde Cachi a Cafayate, de San Antonio de los Cobres a Iruya.
Llevo un mp3 a todo, mucho folklore que me pasó el amigo Ramiro (un casi curso introductorio a Los Chalchaleros y al Cuchi Leguizamón), llevo mi libro de turno (terminé la historia de Guemes, ahora estoy con uno de poemas de Álvaro Yunque), llevo mis ganas de caminar y de conocer, llevo una brújula por si me pierdo y también mi celular. :)
Al regreso, siempre a Salta capital, veré si salgo para Bolivia y continúo viaje o si me quedo algún tiempo más en Salta. Queda tiempo de viaje, no tengo apuros.
17.3.11
De la lluvia a la lluvia
Todo indica que me voy para Tartagal. Aunque varios me advirtieron que en esta época es posible que encuentre tanta lluvia como la que me tocó desde que estoy en Salta capital. Pero me niego a guiarme por el tiempo, mucho menos por los pronósticos, en este viaje. La zona selvática tiene varias cosas interesantes: un destino no tan turístico, cercanía a dos fronteras (Bolivia y Paraguay) y una linda mezcla étnica.
Cerca de allí hay otros destinos que me recomendaron: Orán y General Mosconi. Sin hablar del turismo natural, la navegación del Bermejo y otros. Qué decirles, una vez más me convencieron. Cada salteño habla como un guía turístico y, la verdad, hasta ahora ninguno de los paisajes, pueblos, recorridos, me desilusionaron. Así que seguiré confiando y me iré pal norte, pa la selva y ahí les cuento.
Por ahora, paso las lluvias de acá, de la capital, qui siempre son un poco más tristes que las lluvias en la naturaleza. Quién sabe por qué!
Cerca de allí hay otros destinos que me recomendaron: Orán y General Mosconi. Sin hablar del turismo natural, la navegación del Bermejo y otros. Qué decirles, una vez más me convencieron. Cada salteño habla como un guía turístico y, la verdad, hasta ahora ninguno de los paisajes, pueblos, recorridos, me desilusionaron. Así que seguiré confiando y me iré pal norte, pa la selva y ahí les cuento.
Por ahora, paso las lluvias de acá, de la capital, qui siempre son un poco más tristes que las lluvias en la naturaleza. Quién sabe por qué!
14.3.11
Conociendo a Güemes
Estuve leyendo últimamente mucho sobre Güemes, el gran héroe salteño y, en especial, argentino. Es uno de esos próceres que rara vez nos muestran en la escuela, al menos en Capital. Es comprensible, era un hombre verdaderamente revolucionario, un conocedor de su tierra, un baqueano de los que Sarmiento despreciaba en "Facundo". Y cuando la historia oficial queda en manos de la línea Mitrista, no es raro que Güemes sea un marginado.
Cuenta este personajes con una curiosa historia. Identificado con Salta como está, mucho le debemos los porteños: participo en la reconquista de Buenos Aires durante las invasiones inglesas. Tiene además el curioso récord de haber abordado (al mando de la caballería) un barco inglés encallado en la costa de Buenos Aires. Se sobrepuso a una afección en la garganta (supuestamente derivada de la hemofilia) que le trajo dificultades en el hable y, en consecuencia, en el trato cotidiano con soldados. Sin embargo, el respeto por su figura no emanaba sólo de su voz.
Respetado por hombres ilustrados de la época y por el pueblo, soldado y gaucho, hombre de letras y hombre de campo, Güemes formó parte de la defensa del Norte Argentino y fue el hombre de campo de Belgrano en esas batallas. Su odisea en la "Guerra Gaucha" como se la denominó, quedó retratado no sólo en libros de historia sino también en una novela con el mismo nombre que escribió Leopoldo Lugones (que estoy leyendo en este momento) y en el primer éxito del cine nacional "La Guerra Gaucha" (1915).
Güemes, claramente, no tiene en la enseñanza porteña el lugar que tiene, afortunadamente, en Salta. Un lugar que se merece.
11.3.11
Salta capital y el regreso
Extraño, muy extraño este regreso a Salta capital. Parece casi como un final de viaje. Curioso, siendo que mi viaje no se terminará hasta que vuelva Buenos Aires, en algunos meses, supongo. Pero después del viaje a la hermosa Iruya, el paso carnavalesco por Jujuy (Humahuaca, Tilcara, Purmamarca), se siente como un regreso el estar de nuevo en Salta. No es para menos, es la ciudad donde más tiempo pasé en estos casi 4 meses de viaje. Volver a la casa de Ramiro, a los mates a la mañana, al barrio Castañares, a mis lecturas en los banquitos de la Plaza 9 de julio, se siente como un regreso.
¿Será señal de que ya es hora de que intente otra "escapada"? Tal vez deba hacer caso a los que me dicen que aproveche para conocer Orán, Tartagal, Mosconi y toda esa parte selvática. O a los que me insisten que no puedo irme de Salta sin pasar por Metán y Guemes. Todas son posibilidades válidas. Por otro lado está aquel potergado proyecto de mi viaje de llegar bien al norte (o lo más al norte posible, tampoco es que me alcance para llegar a Alaska); digamos Perú.
Por ahora estoy cómodo en Salta, me divierto, la paso bien y tengo buenos amigos que, mientras no vaya a ver a Antoniana (y me culpen de mufa), me aprecian. El tiempo dirá, por ahora disfruto el regreso, nobleza obliga, con unas empanaditas en la mano.
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10.3.11
Soltame, Carnaval!
Se fue nomás el Carnaval, y con esta entrada (la número 50 de este humilde blog) lo celebramos. "¡Soltame, Carnaval!" fue el grito de guerra y liberación de cabecera de esta fiesta. Algo curioso y simpático a la vez. Casi en el 90% de los casos, esta frase incluía ojos vidriosos, una lengua lentificada y pasos torpes. Por supuesto, no quisimos ser la excepción. Chicha de por medio, bastante poderosa y peligrosa para el que no bebe regularmente, se me pudo ver en Tilcara gritando esa y otras frases como: "Soltame, Pantalón" (en un intento por hacer el ridículo en público) y "Soltame, Ramiro" (cuando mi amigo evitaba la estupidez que estaba por hacer). Lo seguro es que la frase se me pegó y ahora estoy todo el tiempo buscando la situación para decir: "Soltame, ... algo".
Festejamos mayormente en las calles. Abrimos en un bar, cuyo nombre no recuerdo, como la mitad del carnaval, que se me pierde en delirios de chicha (si me permiten el término) y dormíamos en la casa de Juan, un amigo de Ramiro, nativo de Tilcara y carnavalero entusiasta. Vimos el desentierro, bailamos con algo parecido a una comparsa y escuchamo copleros con su caja, sorprendido personalmente por cuán hondo te puede llegar lo que canta una sola persona, no necesariamente afinada, con el simple acompañamiento de un redoblante de papel.
Se fue el Carnaval, volví a Salta y me propongo la engorrosa tarea de bajar las fotos de casi cuatro meses de viaje. Algún día tenia que hacerlo.
4.3.11
Palpitando el Carnaval
El espíritu carnavalesco se respira ya en el Norte. Guirnaldas de colores, anuncios en cada pueblo sobre "El mejor carnaval del norte", convocatorias de copleros, algunos que ya se adelantaron y están embebidos en chicha desde esta mañana, gente ensayando, chicos sonrientes.
Ayer tuve la tentación de irme a ver qué tal andaban las cosas por Tilcara, pero finalmente decidí esperar hasta mañana, cuando me junte allá con el amigo Ramiro. Aproveché para ir a la Salina Grande, un hermoso lugar. Subí con un tipo muy simpático (les debo el nombre), pero que... ¡era amigo del hermano de Fortunato Ramos! Y de hecho, todo el viaje me puso el CD de este otro hermano músico ("Todos en el nombre tocan algún instrumento", reza el dicho). Por supuesto, que al final del camino me lo vendió, y valió la pena. El camino a la Salina fue bueno hasta la última media hora en que la altura me ganó la batalla y me iba durmiendo. La falta de oxígeno, me explicó "el amigo del hermano de...", subimos de 1500 a 4200 metros en poco tiempo.
En una ruta serpenteante, con huecos en los cerros que escondían todavía cartuchos de la dinamita utilizada para crear esa ruta. La Salina tenía varias pequeñas piletitas, donde uno podía ver el proceso de extracción de sal. Montañas de sal, mesas y sillas de sal, restaurant de sal y una llamita de sal, completaban el marco. La extraña sensación de perder la línea del horizonte, ahí donde cielo, tierra, agua y sal son todo lo mismo y te marean. Una muy buena excursión, altamente recomendable.
3.3.11
Purmamarca
No pude resistir la tentación de esperar en Humahuaca y me vine a Purmamarca. Es cerquita, no más de una hora y monedas. Muchos que venían subiendo me hablaron de este pueblo que, cuando lo pasé en el micro no me pareció tan lindo como ahora que estoy acá. La postal del Cerro 7 Colores es impecable. La placita, pequeña pero coqueta, con artesanos y telas en mucho más que siete colores (piden foto para fondo de pantalla).
Aye me hice el "Camino de los Colorados", una vuelta bastante calurosa para hacer al mediodía. Subí después el 7 Colores y terminé (cuando no!) comiendo empanaditas en una especie de barcito que sólo proveía como bebida vino en cajita. Combinación letal (docena y media + cartón) que me dejaron durmiendo más de lo habitual en este viaje, hasta hace un ratito.
Estoy en un camping improvisado en el patio de una casa. Hay otros camping, no tan llenos ya que también ofrecen sus servicios, pero esta señora me compró con una pulida estrategia de márketing: "Acá si funciona el baño", dijo. Y no mentía.
Me hablaron de ir a unas salinas que hay cerca y de una supuesta caminata "alternativa" por los cerros, al otro lado de la ruta. Veré de probar esas alternativas hoy, si da el tiempo. Aunque a juzgar por el espíritu con el que me levanté, creo que estoy para pasar el día tirado en la plaza, tomando mate, como hacía en Cafayate.
1.3.11
Humahuaca
Van varios días de la llegada a Humahuaca. Estuve posteando poco porque vine a caer en lo que probablemente sea el peor lugar para alojar. Mi idea no es escrachar a nadie (cada cual sabe cómo atiende a sus clientes y los resultados que eso trae), pero fue decisivo en el hecho de que estuviera lo suficientemente incómodo como para no tener tiempo (ni ganas) de escribir. Ahora sí, reacomodado en un lugar más agradable y con un paso de emergencia por un camping bastante alejado de la ciudad (camino al mirador), vuelvo a contarles de mi viaje.
Humahuaca es una hermosa ciudad (¿o es pueblo?, nunca sé cuántos habitantes marcan la diferencia). Ayer cerré el día viendo la puesta del sol desde las escalinatas del Monumento de la Independencia, desde las que se puede ver toda la ciudad, con las luces de la Iglesita blanca que empezaban a asomar y los cerros que empezaban a oscurecerse alrededor. Una verdadera postal. Las callecitas empedradas, la peña de Fortunato (una noche de buena música y muy divertida), el Cabildo frente al cual -con el infaltable grupo de gringos- esperé la salida de San Francisco, la feria que cobra todo dos pesos más caros que en cualquier otro lugar que estuviese. Recuerdos de Humahuaca. El toque colonial es único y el espíritu festivo por el Carnaval que se acerca también contagia.
Veremos dónde nos agarra el Carnaval, acá parece ser el centro de la fiesta, pero el amigo Ramiro insiste con Tilcara, quizá vayamos a los dos carnavales, quizá conoce algo que sólo conocen los de la zona, quizá está enamorado de una mina de Tilcara y no me dijo. El tiempo dirá. Lo seguro es que ya me guardó lugar en el auto para volver a Salta capital después del Carnaval.
25.2.11
Adiós Iruya
Me despido, sin caminata duplicada a San Isidro, pero con la tranquilidad y felicidad de haberla hecho. Con el recuerdo de la tranquilidad de estos cerros y este lado de Argentina que parece tan lejano a un porteño viajero. Con el ruido del viento en las orejas, con el color de los cerros en la retina, con el sabor de las empanaditas salteñas. Con esas callecitas de piedra irregular, la luz vaporosa de los faroles en las noches frías y esa caminata solitaria de anoche y el esfuerzo por ver el valle en plena oscuridad.
Salgo para Humahuaca, curiosamente, mi primer destino jujeño después de casi dos meses en Salta. La Quebrada y después el regreso a Salta capital y después, como me gusta decir, quién sabe. Todavía hay tiempo y dinero para seguir.
24.2.11
Oda a la empanada salteña
En ratos de ocio (y de mucha hambre) recordé las maravillosas empanadas salteñas. Esas joyas pequeñitas, esa gloria hecha masa, una combinación perfecta de carne, papa, huevo, ají y magia. Se fríen por docenas, se comen por docenas, se riegan con generoso vino (Torrontés salteño, de preferencia). Son como un copetín y a la vez el plato más rico y generoso, son llenadoras y siempre nos dejan queriendo más.
Son para compartir también, son sinónimo de generosidad, de amistad, de reunión, de charlas, de alegría, una vez más, regadas por el también generoso vino de Salta. Son tan ricas que uno quisiera saber la fórmula, replicarlas, llevárselas a Buenos Aires y compartirlas allá con la familia, los amigos. Pero no. Parte de la magia de las empanadas salteñas es comerlas en Salta, donde tienen ese sabor que jamás se conseguirá en otro lado, porque es el sabor que le dan los artesanos, los que saben, los que me (nos) homenajean con cada docena que sale de la sartén y, sin llegarse a enfriar, vuela de las manos.
23.2.11
Lluvia, viento y frío
Un tío mio solía decir, cuando todo le iba mal, y para darse ánimo: "No todo puede ser lluvia, viento y frío". El tiempo en Iruya no viene acompañando, y tiene un poco de cada una de esas cosas. Lluvia o lloviznitas ocasionales, mucho viento en las alturas y frío de noche. Febrero, acá, no parece febrero. Afortunadamente hay cómo y dónde protegerse de esos tres males turísticos. De la lluvia, en el bar de los duendes o en la casa, del viento, sentándose debajo de las parecitas de la plaza o atrás de la Iglesia (depende de dónde sople) y del frío, debajo de las 7 (sí, 7) frazadas que tiene la cama.
La verdad, ya estoy esperando que mejore el clima para seguir camino. Sigo tentado de hacer la caminata a San Isidro tempranito, pero veremos si esa opción funciona. Estoy viendo si no me conviene dar unas vueltas por la Quebrada, para llegar al carnaval del 5 en Tilcara. Es una opción y el amigo Ramiro me dijo que podemos encontrarnos por ahí y después volvemos en el auto para Salta capital.
Mientras tanto, me llevo la poesía de este pueblito, que aún con lluvia, viento y frío, tiene un encanto especial. Las callecitas que suben de piedras irregulares, la pequeña iglesita con la cúpula azul, hasta un polideportivo bien humilde que está en la parte alta (era increíble ver a los chicos jugando básquet en desnivel!), todo en Iruya nos deja algo, nos enseña algo o forma un recuerdo entrañable.
La verdad, ya estoy esperando que mejore el clima para seguir camino. Sigo tentado de hacer la caminata a San Isidro tempranito, pero veremos si esa opción funciona. Estoy viendo si no me conviene dar unas vueltas por la Quebrada, para llegar al carnaval del 5 en Tilcara. Es una opción y el amigo Ramiro me dijo que podemos encontrarnos por ahí y después volvemos en el auto para Salta capital.
Mientras tanto, me llevo la poesía de este pueblito, que aún con lluvia, viento y frío, tiene un encanto especial. Las callecitas que suben de piedras irregulares, la pequeña iglesita con la cúpula azul, hasta un polideportivo bien humilde que está en la parte alta (era increíble ver a los chicos jugando básquet en desnivel!), todo en Iruya nos deja algo, nos enseña algo o forma un recuerdo entrañable.
22.2.11
Iruya - San Isidro
Ayer fue el día de la caminata a San Isidro, un pequeñísimo pueblo, a unos 8km de Iruya. También, una de las caminatas más lindas que recuerde. Salí algo más tarde de lo que debería. Cuando había caminado los primeros dos kilómetros, entre cerros coloridos, por el valle, ya cruzaba gente que estaba volviendo. Me dijeron: "¡Te vas a morir de calor!", y no se equivocaron.
No fue tan terrible la ida, que siguió por la vera de un riacho y en amplios terrenos con piedras, junto a casitas con mucho verde y en las alturas de San Isidro.
En San Isidro, un sánguche de jamón y queso y un café con leche en el único lugar abierto, la tentación de seguir caminando a una Laguna de altura (tentación frustrada) y el regreso bajo un sol que quemaba.
Me debo una caminata saliendo bien pero bien tempranito, saliendo tipo 6AM. Veré si mañana lo logro, y si puedo ir aún un poco más lejos.
No fue tan terrible la ida, que siguió por la vera de un riacho y en amplios terrenos con piedras, junto a casitas con mucho verde y en las alturas de San Isidro.
En San Isidro, un sánguche de jamón y queso y un café con leche en el único lugar abierto, la tentación de seguir caminando a una Laguna de altura (tentación frustrada) y el regreso bajo un sol que quemaba.
Me debo una caminata saliendo bien pero bien tempranito, saliendo tipo 6AM. Veré si mañana lo logro, y si puedo ir aún un poco más lejos.
18.2.11
Iruya, y la aventura de llegar
Llegué, finalmente, luego de una odisea. Tal cual habían pronosticado, el camino se complica con lluvias, y había llovido en la zona ayer por la mañana un poco. Resultó que el camino era un laberinto para el conductor y que varios ríos (riachos) que había que cruzar habían crecido. ¿Qué se hace?, se preguntarán mis estimados lectores. ¿Volvemos? ¿Damos aviso?... No! Bajamos las 40 personas que íbamos en dos micros y tiramos piedras al río hasta hacer dos caminos rocosas por los que puedan pasar las 4 ruedas de los micros.
Después de esta esforzada aventura, pudimos seguir camino. Sobre los 4000 metros en un mirador en el límite de Jujuy y Salta. Algo más de curvas y caminos de ripio hasta llegar (5 horas más tarde de los previsto) a Iruya. Cansado, pero feliz. Finalmente en la pequeña placita, frente a una coqueta iglesia de cúpula azul y una vista del valle imborrable.
Llegué a la casita de piedra que me esperaba, comí mi docena de empanadas de rigor y me tiré a descansar (a descansar los brazos de tanto revolear piedra) hasta hoy. Sigo recuperando el aire, en la cima de un cerro, cerca de la antena con señal. Veo un paisaje hermoso, dan ganas de quedarse. Esto es la felicidad.
Después de esta esforzada aventura, pudimos seguir camino. Sobre los 4000 metros en un mirador en el límite de Jujuy y Salta. Algo más de curvas y caminos de ripio hasta llegar (5 horas más tarde de los previsto) a Iruya. Cansado, pero feliz. Finalmente en la pequeña placita, frente a una coqueta iglesia de cúpula azul y una vista del valle imborrable.
Llegué a la casita de piedra que me esperaba, comí mi docena de empanadas de rigor y me tiré a descansar (a descansar los brazos de tanto revolear piedra) hasta hoy. Sigo recuperando el aire, en la cima de un cerro, cerca de la antena con señal. Veo un paisaje hermoso, dan ganas de quedarse. Esto es la felicidad.
17.2.11
Camino a Iruya
No sé que tal es la conectividad en Iruya, así que por las dudas les dejo unas últimas líneas desde el camino. Estoy en la terminal de Jujuy capital. Me dijeron que este bus cómodo llega hasta Humahuaca y de allí, nos cambian a otro ("Un poquito menos cómodo", dijo el muchacho que organiza; "Una poronga", dijo mi compañera de asiento). Parece que ayer llovió un poquito por la zona, pero dicen que no habrá problema en cruzar hasta Iruya.
Me impresionó la cantidad de gente que va para allá. O es un lugar muy lindo o es un lugar que turísticamente sabe venderse muy bien (o ambas, claro). Así que mi ansiedad por conocer, es doble.
Un abrazo a los lectores y un agradecimiento a todos los que me dieron tips de viajero.
Nos leemos al regreso o desde allá si Bill Gates (o Dios, que en Internet son lo mismo) quiere.
Me impresionó la cantidad de gente que va para allá. O es un lugar muy lindo o es un lugar que turísticamente sabe venderse muy bien (o ambas, claro). Así que mi ansiedad por conocer, es doble.
Un abrazo a los lectores y un agradecimiento a todos los que me dieron tips de viajero.
Nos leemos al regreso o desde allá si Bill Gates (o Dios, que en Internet son lo mismo) quiere.
16.2.11
Últimos resabios urbanos
Mañana temprano me voy para Iruya. Claro, si el muchacho que vende los pasajes en la terminal lo autoriza. Calculo que el mejoramiento del tiempo va a colaborar para que así sea.
Mientras tanto, me preparo despidiéndome de los últimos resabios de urbanidad. Pasé por un Vea para comprar algunas cosas pal viaje (sólo una precaución por si allá está todo a precio de turista) y por la farmacia para las pastillas de la altura que, si bien todavía no me afectó, nunca se sabe.
Si voy con la esperanza de seguir llenándome de empanaditas. (Ya estoy pensando una forma de traficarlas a Buenos Aires cuando me tenga que volver). También tengo la idea de caminar hasta el cercano pueblo de San Lorenzo, algo que varios en Facebook me han dicho que vale la pena. Me recomendaron una casa para quedarme, mejor que el camping que está frente a la ciudad. Y me avisaron que me prepare para un viaje largo y complicado, porque el camino no es el mejor.
Advertencias y consejos aparte, estoy feliz por volver a la calma de un pueblo (más aun cuando me dicen que ya no hay tantos turistas por allá). Tendré tiempo para pensar, para seguir escribiendo estas pavadas y ver cómo sigue mi viaje, después de la larga estadía en Salta capital.
Mientras tanto, me preparo despidiéndome de los últimos resabios de urbanidad. Pasé por un Vea para comprar algunas cosas pal viaje (sólo una precaución por si allá está todo a precio de turista) y por la farmacia para las pastillas de la altura que, si bien todavía no me afectó, nunca se sabe.
Si voy con la esperanza de seguir llenándome de empanaditas. (Ya estoy pensando una forma de traficarlas a Buenos Aires cuando me tenga que volver). También tengo la idea de caminar hasta el cercano pueblo de San Lorenzo, algo que varios en Facebook me han dicho que vale la pena. Me recomendaron una casa para quedarme, mejor que el camping que está frente a la ciudad. Y me avisaron que me prepare para un viaje largo y complicado, porque el camino no es el mejor.
Advertencias y consejos aparte, estoy feliz por volver a la calma de un pueblo (más aun cuando me dicen que ya no hay tantos turistas por allá). Tendré tiempo para pensar, para seguir escribiendo estas pavadas y ver cómo sigue mi viaje, después de la larga estadía en Salta capital.
15.2.11
Liberado el guía
Se fue el amigo Ezequiel nomás. Paseamos el fin de semana por Salta y le hice de guía. Alcanzamos a ver todo lo que él esperaba ver. Aunque le insistí en hacer algunos recorridos alternativos por la ciudad, no tuve éxito. "Quedará para otra vez", me dijo. Lo único que le quedó pendiente fue ver el clásico de Juventud Antoniana y Central Norte, porque Ramiro se nego a llevar "porteños mufa" a un partido tan importante. Yo, que ya le había mufado un partido, lo entendí. Ezequiel se indignó.
Volví a comer empanaditas a un ritmo de 25 por minuto y mandamos uno que otro torrontés a la bodega, para completar la dieta salteña básica que supe adoptar felizmente. Sacamos fotos, hicimos comentarios de turista del estilo "en Buenos Aires esto no se consigue" o "Lo que le faltaría a Salta es...".
Quizá esto de andar "turisteando" fue lo que me decidió a ir para Iruya el jueves. Necesito un poco de tranquilidad absoluta, de pasear por algún paisaje más solitario, desolado, en la altura de los cerros con el ruido del vientito en las orejas. Como en Cachi o San Antonio de los Cobres, un poco de paz en las alturas.
Volví a comer empanaditas a un ritmo de 25 por minuto y mandamos uno que otro torrontés a la bodega, para completar la dieta salteña básica que supe adoptar felizmente. Sacamos fotos, hicimos comentarios de turista del estilo "en Buenos Aires esto no se consigue" o "Lo que le faltaría a Salta es...".
Quizá esto de andar "turisteando" fue lo que me decidió a ir para Iruya el jueves. Necesito un poco de tranquilidad absoluta, de pasear por algún paisaje más solitario, desolado, en la altura de los cerros con el ruido del vientito en las orejas. Como en Cachi o San Antonio de los Cobres, un poco de paz en las alturas.
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14.2.11
Un escapada al norte, en el norte
La tentación eterna del mochilero que está por el Norte Argentino es seguir "más al norte". El que está en Tucumán quiere venir a Salta. El que está en Salta quiere ir a Jujuy. Y el que está en Jujuy quiere ir a Bolivia. Por supuesto que el que está en Bolivia quiere llegar a Machu Picchu y el que está el Machu Picchu, sólo quiere volver a su lugar porque está cansado y ya sin plata. Es una extraña constante entre los mochileros que me crucé en este viaje y que me sigo cruzando frecuentemente las tardes que se me da por subir al Cerro San Bernardo.
Reconozco que empecé con ese mismo espíritu: llegué a Tucumán y rápidamente me fuí a Cafayate y a Salta capital, donde estoy ahora. Pero en ese pasaje por Salta, haciendo honor al día de hoy, me enamoré de la provincia. Entonces las ganas de ir al norte (como mandato inevitable del mochilero) menguaron. Sumado a esto, tuve la suerte de hacer un gran amigo como Ramiro, que me aloja gratis, me hace de guía y acompaña algunas escapadas de fin de semana, poniendo su auto. Todo a cambio de una amistad, generosidad que dificilmente se encuentre en Buenos Aires, donde cada vecino mira su propio c*** y "el de al lado" no suele ser prioridad.
De todas formas, habiendo adoptado Salta capital como base, vuelvo a caer en la tentación de la escapada al norte. Dos son los destinos que se imponen: Jujuy capital (muy cerquita de acá) e Iruya (bastante más al norte y difícil de acceder, en Salta). Es probable que en el transcurso de esta semana vaya para Iruya, depende del clima, según me anunciaron, porque los caminos no son los mejores. Veremos si el tiempo quiere que viaje. Mientras tanto, disfruto esta ciudad y de un viaje con otros ritmos y mejor que cualquier otro que haya hecho.
Reconozco que empecé con ese mismo espíritu: llegué a Tucumán y rápidamente me fuí a Cafayate y a Salta capital, donde estoy ahora. Pero en ese pasaje por Salta, haciendo honor al día de hoy, me enamoré de la provincia. Entonces las ganas de ir al norte (como mandato inevitable del mochilero) menguaron. Sumado a esto, tuve la suerte de hacer un gran amigo como Ramiro, que me aloja gratis, me hace de guía y acompaña algunas escapadas de fin de semana, poniendo su auto. Todo a cambio de una amistad, generosidad que dificilmente se encuentre en Buenos Aires, donde cada vecino mira su propio c*** y "el de al lado" no suele ser prioridad.
De todas formas, habiendo adoptado Salta capital como base, vuelvo a caer en la tentación de la escapada al norte. Dos son los destinos que se imponen: Jujuy capital (muy cerquita de acá) e Iruya (bastante más al norte y difícil de acceder, en Salta). Es probable que en el transcurso de esta semana vaya para Iruya, depende del clima, según me anunciaron, porque los caminos no son los mejores. Veremos si el tiempo quiere que viaje. Mientras tanto, disfruto esta ciudad y de un viaje con otros ritmos y mejor que cualquier otro que haya hecho.
11.2.11
Pasando el tiempo en la Plaza 9 de Julio
La Plaza 9 de Julio es uno de mis lugares favoritos en Salta capital. Retomando una vieja costumbre porteña, me gusta sentarme a observar a la gente o a esperar que pase algo. Ya van varias tardes que me acomodo en un banquito, mirando a la Catedral y me quedo algunas horas.
De vez en cuando leo un poco (mi libro de turno o el "Diario Chiquito" que le robo a Ramiro), a ratos saco fotos, si pasa algo interesante. A veces veo algún personaje que merece ser retratado y me quedo como 1 hora con la cámara apoyada en la rodillas, hasta que está en la posición justa, o no me ve y puedo sacarle.
La mayoría del tiempo me entretengo con las charlas de los que se sientan cerca o pasan caminando: dicen que "... Central Norte está para subir este año, loco", que "los canales porteños siempre hablando de lo mismo", que "el ocotudo de mi vecino se acomodó en el Gobierno de Urtubey y ahora vive como un rey", que "te quiero Belén, lo de Cami no fue nada y además ya la borré de Facebook". Robo pequeños pedacitos de la vida los salteños que pasan por ahí y con ellos imagino el final de la historia. Así me paso horas. Es verdad, me entretengo fácil.
De vez en cuando leo un poco (mi libro de turno o el "Diario Chiquito" que le robo a Ramiro), a ratos saco fotos, si pasa algo interesante. A veces veo algún personaje que merece ser retratado y me quedo como 1 hora con la cámara apoyada en la rodillas, hasta que está en la posición justa, o no me ve y puedo sacarle.
La mayoría del tiempo me entretengo con las charlas de los que se sientan cerca o pasan caminando: dicen que "... Central Norte está para subir este año, loco", que "los canales porteños siempre hablando de lo mismo", que "el ocotudo de mi vecino se acomodó en el Gobierno de Urtubey y ahora vive como un rey", que "te quiero Belén, lo de Cami no fue nada y además ya la borré de Facebook". Robo pequeños pedacitos de la vida los salteños que pasan por ahí y con ellos imagino el final de la historia. Así me paso horas. Es verdad, me entretengo fácil.
10.2.11
De turista a guía turístico
Hoy llega Ezequiel, un amigo porteño. Cursó parte de la carrera de Diseño conmigo y me inistió hasta el hartazgo por Facebook para que fuera su guía en su visita a Salta. Se queda 3 días y quiere conocer "lo básico". Entonces, me toca organizarle el viaje. Supongo que no cuenta con la posibilidad de que pueda llover en su estadía, así que por este medio se puede dar oficialmente por informado.
El segundo desafío es que quiere conocer "Salta", así de pretencioso es el muchacho. Como si pudiera conocer la provincia en 3 días... Yo llevo como 1 mes en Salta capital y todavía no conozco ni el 10%... Como sea, le sugerí un paso por Cafayate (ahí pasé fin de año y tengo un lindo recuerdo). Le podría haber dicho del Anfiteatro, de las 7 Cascadas y otras cosas bellísimas, pero para que no se enloquezca en el medio día y monedas que estará por ahí, le recomendé visitar las bodegas.
En Salta capital seré el guía oficial. Infaltable tour por el Centro (Catedral, Plaza 9 de Julio, San Francisco, Cabildo, Cerro San Bernardo, La Balcarce) y después, que él elija qué hacer con su día restante.
El segundo desafío es que quiere conocer "Salta", así de pretencioso es el muchacho. Como si pudiera conocer la provincia en 3 días... Yo llevo como 1 mes en Salta capital y todavía no conozco ni el 10%... Como sea, le sugerí un paso por Cafayate (ahí pasé fin de año y tengo un lindo recuerdo). Le podría haber dicho del Anfiteatro, de las 7 Cascadas y otras cosas bellísimas, pero para que no se enloquezca en el medio día y monedas que estará por ahí, le recomendé visitar las bodegas.
En Salta capital seré el guía oficial. Infaltable tour por el Centro (Catedral, Plaza 9 de Julio, San Francisco, Cabildo, Cerro San Bernardo, La Balcarce) y después, que él elija qué hacer con su día restante.
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9.2.11
El amanecer más lindo del mundo
Para un porteño acostumbrado a ver asomar la luz del día entre las persianas de un departamento. A enterarse que amaneció poruqe el ruido de la calle aumenta con el caudal de autos que circulan. A saber que está saliendo el sol pero no por dónde, un amanecer el Salta puede verse como el amanecer más lindo del mundo.
El cambio de luz es progresivo. Se ve asomar primero uma línea roja sobre los cerros. Esa línea se curva despacio, a medida que se aclara hacia un amarillo intenso y los primeros rayos iluminan el cielo (antes negro, ahora de un azul profundo, que también irá aclarándose). Más colores todavía si está nublado, las nubes también cambian (de violeta a rosado, de gris a naranja, amarillo y otros que no puedo alcanzar a describir). Esa mancha amarillenta es borrosa, parece temblar mientras crece. Un poco más y el cielo clarea, a nuestro alrededor empiezan a distinguirse las cosas, pero la mirada vuelve a esa salida, a ese cerro que también se empeña en cambiar de color, como el cielo, como el sol, como todo alrededor. La mitad ya está afuera, el cielo era celeste nomás, como contaban en la escuela. Ya cuesta mirar el sol. Un rato más y se despegará del cerro, subirá hasta el punto e que incluso en Buenos Aires pueda verse.
Aunque allá ni sospechen que el amanecer más lindo del mundo está acá y que el sol, de poder elegir, saldría siempre acá, en Salta.
El cambio de luz es progresivo. Se ve asomar primero uma línea roja sobre los cerros. Esa línea se curva despacio, a medida que se aclara hacia un amarillo intenso y los primeros rayos iluminan el cielo (antes negro, ahora de un azul profundo, que también irá aclarándose). Más colores todavía si está nublado, las nubes también cambian (de violeta a rosado, de gris a naranja, amarillo y otros que no puedo alcanzar a describir). Esa mancha amarillenta es borrosa, parece temblar mientras crece. Un poco más y el cielo clarea, a nuestro alrededor empiezan a distinguirse las cosas, pero la mirada vuelve a esa salida, a ese cerro que también se empeña en cambiar de color, como el cielo, como el sol, como todo alrededor. La mitad ya está afuera, el cielo era celeste nomás, como contaban en la escuela. Ya cuesta mirar el sol. Un rato más y se despegará del cerro, subirá hasta el punto e que incluso en Buenos Aires pueda verse.
Aunque allá ni sospechen que el amanecer más lindo del mundo está acá y que el sol, de poder elegir, saldría siempre acá, en Salta.
8.2.11
Un superhéroe salteño
Los porteños probablemente no dimensionamos la magnitud de la figura de Güemes, un verdadero superhéroe salteño. Para la mayoría, a la distancia, no es más que otro nombre de calle. Para los que prestaron atención en las clases de historia en la primaria, apenas un prócer secundario. No es hasta que pisé Salta que supe realmente quién era Güemes, sino también lo que representaba y lo mucho que le debemos los argentinos.
No por nada es tan amado en esta zona: Güemes tiene todos los condimentos para ser un héroe popular. Nació y murió en Salta. Organizó la defensa del norte de nuestro territorio, con escasísimos recursos (apenas unos cuantos valientes conocidos como los "Gauchos de Güemes", unas pocas armas y mucho coraje) frente a los ejércitos españoles que todavía no dejaban el territorio, luego de la Revolución de Mayo. Apenas unos cuantos hombres, conocedores del terreno, valientes y astutos resistieron pelearon por cerca de 6 años contra uno de los mayores ejércitos del mundo. Solos, con un objetivo: defender el Norte.
Participó, años antes, en la reconquista de Buenos Aires, tras las invasiones inglesas y peleó, más tarde, junto a San Martín y Belgrano.
Sin Güemes, Argentina tendría probablemente en Córdoba su límite norte. Un ejemplo de amor y patriotismo, como los que abundaban en aquellos años que, desgraciadamente, no ha sido reconocido por los libros de historia como debería. Afortunadamente, la memoria popular, si lo ha hecho. Nadie que pase por Salta dejará de saber quién es Güemes y lo que hizo por nuestro país.
No por nada es tan amado en esta zona: Güemes tiene todos los condimentos para ser un héroe popular. Nació y murió en Salta. Organizó la defensa del norte de nuestro territorio, con escasísimos recursos (apenas unos cuantos valientes conocidos como los "Gauchos de Güemes", unas pocas armas y mucho coraje) frente a los ejércitos españoles que todavía no dejaban el territorio, luego de la Revolución de Mayo. Apenas unos cuantos hombres, conocedores del terreno, valientes y astutos resistieron pelearon por cerca de 6 años contra uno de los mayores ejércitos del mundo. Solos, con un objetivo: defender el Norte.
Participó, años antes, en la reconquista de Buenos Aires, tras las invasiones inglesas y peleó, más tarde, junto a San Martín y Belgrano.
Sin Güemes, Argentina tendría probablemente en Córdoba su límite norte. Un ejemplo de amor y patriotismo, como los que abundaban en aquellos años que, desgraciadamente, no ha sido reconocido por los libros de historia como debería. Afortunadamente, la memoria popular, si lo ha hecho. Nadie que pase por Salta dejará de saber quién es Güemes y lo que hizo por nuestro país.
7.2.11
El amigo inesperado
Ayer, en Salta, hice un amigo inesperado. Mientras Ramiro, Jorge, Martín y otros tantos se fueron a la cancha (y volvieron felices porque al fin ganó Antoniana), yo caminaba sin rumbo fijo. Tan sin rumbo que, como era de esperarse, me perdí. Hasta ahí, nada anormal. El problema fue que el clásico llamado a Ramiro para que me ubique o me diga la forma de volver, no resultó: el ruido de la cancha impidió que escuchara el celular. Como al quinto llamado empecé a preocuparme.
Caía la tarde ya, yo imaginaba que el partido había terminado, pero aún no tenía suerte con el celular. Había caminado ya unas 50 cuadras y seguía perdido. En este punto, muchos podrán preguntarse por qué no le preguntaba a alguien dónde estaba y cómo volver. Es una pregunta válida con una respuesta imposible: odio preguntar por direcciones. Y cuando me empezaba a ganar la desesperación, apareció él, un amigo inesperado. Mezcla de beagle y ovejero alemán, un auténtico perro callejero, marca Acme, como me gustan a mí. Tan simpático que no podía sino seguirlo.
Le hice algunas caricias, sentado en el cordón de una vereda, de un barrio de Salta. Después me paré y caminé una cuadra y el perro (llamado Chueqito para ese entonces, por razones obvias) tomó la delantera. Lo seguí tres cuadras, hasta que, casi por arte de magia, aparecí en una esquina conocida, una panadería que queda a 20 cuadras de la casa de Ramiro, en el barrio Castañares. Le agradecí al perro con más caricias y retomé el camino. El chuequito me siguió unas cuadras, 5 ó 6, y después moviendo la cola dio media vuelta y se fue. Seguramente, a ayudar a otros turistas perdidos...
Caía la tarde ya, yo imaginaba que el partido había terminado, pero aún no tenía suerte con el celular. Había caminado ya unas 50 cuadras y seguía perdido. En este punto, muchos podrán preguntarse por qué no le preguntaba a alguien dónde estaba y cómo volver. Es una pregunta válida con una respuesta imposible: odio preguntar por direcciones. Y cuando me empezaba a ganar la desesperación, apareció él, un amigo inesperado. Mezcla de beagle y ovejero alemán, un auténtico perro callejero, marca Acme, como me gustan a mí. Tan simpático que no podía sino seguirlo.
Le hice algunas caricias, sentado en el cordón de una vereda, de un barrio de Salta. Después me paré y caminé una cuadra y el perro (llamado Chueqito para ese entonces, por razones obvias) tomó la delantera. Lo seguí tres cuadras, hasta que, casi por arte de magia, aparecí en una esquina conocida, una panadería que queda a 20 cuadras de la casa de Ramiro, en el barrio Castañares. Le agradecí al perro con más caricias y retomé el camino. El chuequito me siguió unas cuadras, 5 ó 6, y después moviendo la cola dio media vuelta y se fue. Seguramente, a ayudar a otros turistas perdidos...
4.2.11
Ayuda para Salta
Hoy, un tema mucho más importante que cualquiera de las pavadas que pueda escribir sobre mi viaje. Se necesita ayuda para Salta. Copio la convocatoria de Facebook, pero también pueden acercarse a la Casa de Salta en Buenos Aires (Diagonal Norte 933). Una ayuda para Salta, para Argentina, para un ser humano. "POR LOS INUNDADOS DE SALTA" |
Hora | Hoy a las 17:00 - El Lunes a las 20:00 |
---|---|
Lugar | Santa Fe 474 - Salta Capital CASA DEL SENADOR GUSTAVO SAENZ |
Más información | Esto es una red social, hoy mientras varios estamos sentados leyendo esto hay personas que no pueden hacerlo, simplemente perdieron todo. Que esta red sirva una vez mas para conectarnos hoy con un solo fin .... AYUDAR AL QUE MAS LO NECESITA. Todos tenemos algo en nuestras casas que no necesitamos, ellos hoy lo necesitan, ELLOS HOY TE NECESITAN. DESDE LO MAS BASICO... UN PAR DE MEDIAS, CALZADOS, ROPA DE TODO TIPO, FRAZADAS TODO SERA RECIBIDO Y ENTREGADO EN SUS MANOS, CADA DONACION SERA PUBLICADA POR FOTOS, COMO SU ENTREGA, QUERES SUMARTE HACELO, HOY NO CRITIQUEMOS DE QUIEN ES LA CULPA, HOY NOS NECESITAN..... AYUDEMOS TODOS. Las Donaciones se recibiran en Santa Fe 474 - Salta Capital Desde el Viernes 4 de Febrero a Hs 17, 00 / Sabado y Domingo horario corrido |
3.2.11
Superclásico en Salta
No, no hable de Juventud Antoniana-Central Norte, pa los que no saben, un verdadero clásico salteño. Hablo del Boca-River de ayer, que vimos en la casa de Ramiro. Una vez más, la ventaja de ser de independiente me hizo relajarme y disfrutar de un partido que empezó bien y terminó aburriendo.
En una breve encuesta entre la gente que estaba en la casa, Boca ganaba 5 a 2 en hinchas. No sé si es una tendencia de Salta, o siquiera de Salta capital, pero al menos en el Barrio Castañares, la mayoría era xeneixe. Donde no hubo mayores discusiones es en reprobar la forma en que Niembro vendía, repetitivamente al diputado salteño Olmedo, que paseaba su camperita amarilla por el estadio mendocino. "Un impresentable", según lo definieron los salteños presentes, que parecen conocerlo a fondo (según se desprende de la discusión de 20 minutos, enumerando sus errores, que se inició).
Como sea, fue lindo ver el partido de una forma distinta. La vez pasada lo vi solo en un bar del Centro. Ahora, con cerveza Salta de por medio, todo una nueva gama de puteadas para aprender y muchas risas, fue más entretenido.
Me llevé además la promesa de que me lleven a ver el clásico salteño CJA-CN, en su próxima edición (para la que no falta mucho). Todo, a pesar de haberla mufado la última vez que me llevaron al Martearena. Quizá el empate de ayer con Libertad de Sunchales les devolvió el ánimo.
En una breve encuesta entre la gente que estaba en la casa, Boca ganaba 5 a 2 en hinchas. No sé si es una tendencia de Salta, o siquiera de Salta capital, pero al menos en el Barrio Castañares, la mayoría era xeneixe. Donde no hubo mayores discusiones es en reprobar la forma en que Niembro vendía, repetitivamente al diputado salteño Olmedo, que paseaba su camperita amarilla por el estadio mendocino. "Un impresentable", según lo definieron los salteños presentes, que parecen conocerlo a fondo (según se desprende de la discusión de 20 minutos, enumerando sus errores, que se inició).
Como sea, fue lindo ver el partido de una forma distinta. La vez pasada lo vi solo en un bar del Centro. Ahora, con cerveza Salta de por medio, todo una nueva gama de puteadas para aprender y muchas risas, fue más entretenido.
Me llevé además la promesa de que me lleven a ver el clásico salteño CJA-CN, en su próxima edición (para la que no falta mucho). Todo, a pesar de haberla mufado la última vez que me llevaron al Martearena. Quizá el empate de ayer con Libertad de Sunchales les devolvió el ánimo.
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2.2.11
Grandes Éxitos de Salta
Ayer, por la tarde, me dediqué a ser turista por un día. Me calcé la mochila, los lentes de sol y como cualquier gringo más, me fui a recorrer los grandes éxitos del Centro de Salta. La Catedral, el Obelisco, la Iglesia de San Francisco, la Plaza 9 de Julio, ni uno se me pasó. Hay que reconocer que la lógica del turismo tiene sus años y, por lo general, no falla. Por suerte hace más de un mes y medio que estoy en Salta y casi un mes en Salta Capital. Eso me permite conocer más de lo que conoce el turista promedio. Sin embargo, esa vuelta de ayer por los clásicos del turismo, está entre lo mejor que vi.
No es casualidad que si alguien cuenta sólo con 1 día en Salta le digan: "andá al Centro y subite el Cerro San Bernardo". Sin duda, estos hitos están entre lo más lindo que tiene la capital. La belleza histórica y la belleza natural, una combinación ideal para resumir Salta.
De todas formas, me quedo con el "turismo sin apuro" que tengo la suerte de hacer yo. Ellos se llevarán fotos bonitas, un buen recuerdo y la chance de hablar como si conocieran" de Salta con cualquier otro turista. Yo, me llevo experiencias de vida, amigos, fotos aún más lindas y, además de llevar, dejo. Dejo un fragmento de mi vida, recuerdos a gente linda que me acompañó, un pedacito de mi corazón que siempre querrá volver a estos días hermosos en Salta.
No es casualidad que si alguien cuenta sólo con 1 día en Salta le digan: "andá al Centro y subite el Cerro San Bernardo". Sin duda, estos hitos están entre lo más lindo que tiene la capital. La belleza histórica y la belleza natural, una combinación ideal para resumir Salta.
De todas formas, me quedo con el "turismo sin apuro" que tengo la suerte de hacer yo. Ellos se llevarán fotos bonitas, un buen recuerdo y la chance de hablar como si conocieran" de Salta con cualquier otro turista. Yo, me llevo experiencias de vida, amigos, fotos aún más lindas y, además de llevar, dejo. Dejo un fragmento de mi vida, recuerdos a gente linda que me acompañó, un pedacito de mi corazón que siempre querrá volver a estos días hermosos en Salta.
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1.2.11
Lluvia en Salta
Desde ayer que no veía más que agua por la ventana. La lluvia fue impresionante. Pasamos algunas horas, con el secador, sacando el agua que se metía por el patio de atrás. Después, poniendo trapos de piso en las puertas, para que no entre más. Mirabamos por Canal 9 (de Salta) lo que iba pasando en la ciudad y los alrededores. Lo clásico que pueden imaginarse: caída de árboles, gente evacuada, paisajes irreconocibles por la acción del agua.
Uno no puede evitar pensar en estos momentos, lo mismo que cuando estas tormentas se desatan sobre Buenos Aires, en la gente que "sufre realmente" estas lluvias. Los que pueden perder su casa, los que corren riesgo vital por estar cerca de malas conexiones eléctricas, de condiciones precarias, con falta de desagues o mil otras carencias. Una lluvia fuerte siempre es más complicada para los que menos tienen. Rio de Janeiro está muy cerca, ahí nomás, para recordárnoslo.
Con el deseo de que todos los salteños afectados estén bien. Desde aquí, se ofrece una mano para ayudar.
Uno no puede evitar pensar en estos momentos, lo mismo que cuando estas tormentas se desatan sobre Buenos Aires, en la gente que "sufre realmente" estas lluvias. Los que pueden perder su casa, los que corren riesgo vital por estar cerca de malas conexiones eléctricas, de condiciones precarias, con falta de desagues o mil otras carencias. Una lluvia fuerte siempre es más complicada para los que menos tienen. Rio de Janeiro está muy cerca, ahí nomás, para recordárnoslo.
Con el deseo de que todos los salteños afectados estén bien. Desde aquí, se ofrece una mano para ayudar.
31.1.11
Embalse Cabra Corral
Yo diciéndole "Dique", y el nombre oficial era "Embalse", cosas de la vida. Un hermoso lugar a unos70km de Salta capital. Mientras el voto electrónico para las internas interesaba más a los diarios que a los potenciales votantes, mientras el clima sigue cambiando impredeciblemente, con el amigo Ramiro al volante, este servidor de copiloto y otros dos buenos amigos (Jorge y Martín) nos fuimos a acampar a Cabra Corral.
Apenas llegamos, abandoné la idea de caminar alrededor del espejo de agua, era demasiado, aunque ya me lo habían advertido, pero el "porteño porfiado" insistía en lograrlo. Algo mejor me fue con la pesca, un par de pejerreyes para alguien que jamás había ni agarrado una caña de pescar, no son para despreciar. Menos aún cuando esa noche aparecieron asados y con unos morroncitos. Regados, por supuesto, con una generosa cantidad de Cerveza Salta, que no es mi favorita, pero vino bien.
Observé desde la orilla el día siguiente, cuando se juntaron con otro grupo para intentar rafting. Supongo que después de tantas películas donde el botecito termina dado vuelta o estropeado contra unas piedras, le perdí las ganas. Mientras tanto, me fui a hacer una buena caminata por unos senderos que había cerca. Me perdí, como corresponde, pero me orientaron para volver, justo a tiempo para el mate y el trsite regreso. Me hubiera quedado algún día más.
Apenas llegamos, abandoné la idea de caminar alrededor del espejo de agua, era demasiado, aunque ya me lo habían advertido, pero el "porteño porfiado" insistía en lograrlo. Algo mejor me fue con la pesca, un par de pejerreyes para alguien que jamás había ni agarrado una caña de pescar, no son para despreciar. Menos aún cuando esa noche aparecieron asados y con unos morroncitos. Regados, por supuesto, con una generosa cantidad de Cerveza Salta, que no es mi favorita, pero vino bien.
Observé desde la orilla el día siguiente, cuando se juntaron con otro grupo para intentar rafting. Supongo que después de tantas películas donde el botecito termina dado vuelta o estropeado contra unas piedras, le perdí las ganas. Mientras tanto, me fui a hacer una buena caminata por unos senderos que había cerca. Me perdí, como corresponde, pero me orientaron para volver, justo a tiempo para el mate y el trsite regreso. Me hubiera quedado algún día más.
27.1.11
La distancia
Continuando con la serie "Reflexiones que a nadie le importan", hoy me tocó recordar a la familia y los amigos, esos que aprueban o desapueban, extrañan o se desentienden a la distancia. Un viaje largo, como el que me propuse, acarréa toda una cantidad de temas asociados a la distancia, a la distancia permanente. No es lo mismo irse 15 días a la Costa que 6 meses o quién sabe cuánto más y sin destino definido.
Mi vieja se preocupa como si estuviera haciendo el viaje del Che por la selva colombiana, apenas ganó algo de tranquilidad el último mes, que ve que estoy en Salta, le da alguna especie de paz el saber que estoy en un lugar definido, aunque dentro de la misma provincia ya viajé cientos de kilómetros y pasé por paisajes muy diferentes (y ni hablar todo lo que me queda por recorrer). Mi viejo se lo toma con filosofía, aunque se preocupa un poquito, lo transmite con un más simple y menos dramático: "No hagás boludeces, pendejo". Mis hermanos están en la suya y cómo mucho piden alguna foto.
Los amigos son otro panorama. Los más cercanos extrañan juntarse a tomar una cerveza, ir a ver juntos las banditas del under porteño, los asados en casa. Otros, los que tienen tiempo de vacaciones, me preguntan qué onda el Norte, para ver si se vienen y de paso nos cruzamos un rato por estos lados. Muchos más no dan ni bola o twittean o comentan alguna gansada.
Por mi parte, extraño a la familia y a los amigos, pero con esa certeza de volverlos a ver tarde o temprano, de saber que siempre van a estar ahí y que para volver a la rutina, siempre hay tiempo. Por ahora, disfruto este viaje como nunca disfruté otro.
PD informativa: el fin de semana, si el tiempo acompaña, Ramiro me lleva a conocer el Dique Cabra Corral.
Mi vieja se preocupa como si estuviera haciendo el viaje del Che por la selva colombiana, apenas ganó algo de tranquilidad el último mes, que ve que estoy en Salta, le da alguna especie de paz el saber que estoy en un lugar definido, aunque dentro de la misma provincia ya viajé cientos de kilómetros y pasé por paisajes muy diferentes (y ni hablar todo lo que me queda por recorrer). Mi viejo se lo toma con filosofía, aunque se preocupa un poquito, lo transmite con un más simple y menos dramático: "No hagás boludeces, pendejo". Mis hermanos están en la suya y cómo mucho piden alguna foto.
Los amigos son otro panorama. Los más cercanos extrañan juntarse a tomar una cerveza, ir a ver juntos las banditas del under porteño, los asados en casa. Otros, los que tienen tiempo de vacaciones, me preguntan qué onda el Norte, para ver si se vienen y de paso nos cruzamos un rato por estos lados. Muchos más no dan ni bola o twittean o comentan alguna gansada.
Por mi parte, extraño a la familia y a los amigos, pero con esa certeza de volverlos a ver tarde o temprano, de saber que siempre van a estar ahí y que para volver a la rutina, siempre hay tiempo. Por ahora, disfruto este viaje como nunca disfruté otro.
PD informativa: el fin de semana, si el tiempo acompaña, Ramiro me lleva a conocer el Dique Cabra Corral.
26.1.11
Disfrutando, aunque llueva
La lluvia o el mal clima suelen ser razón de enojo, malestar y, fundamentalmente, una catarata de puteadas para el que está de vacaciones. No es mi caso. La extensión de mi viaje me da la holgura suficiente como para que un (o un par) de días de mal tiempo no me amarguen. Hay otras alternativas para aprovechar el día, muchas más de las que uno imagina. Y no hablo sólo de los clásicos como ir al cine, al teatro o visitar un museo. Hay muchas opciones, dependiendo de los gustos de cada uno.
En mi caso disfruto mucho conociendo los café de Salta, tomando algo, leyendo un poco. Disfruto una tarde de mates (o cerveza, según el día y el espíritu) con el amigo Ramiro. Disfruto caminar hasta que se largue el agua y, donde me encuentre el chaparrón, quedarme resguardado bajo un árbol, o techito y observar la calle, la ciudad y la gente que pasa corriendo, apurada o no, durante horas. Disfruto subirme a un colectivo y hacer el recorrido completo hasta volver al punto donde me lo tomé (aunque me pregunten: ¿estás perdido, gringo?).
La experiencia es tan rara como maravillosa. Uno hace parte de la vida de lluvia que haría en su ciudad, pero disfruta cada cosa, tomándose el tiempo necesario. Lo que en Buenos Aires me enojaría y me haría putear, acá aprendo a disfrutarlo, a vivirlo. SI quiere venir la lluvia, que venga, ¡igual la paso bien!
En mi caso disfruto mucho conociendo los café de Salta, tomando algo, leyendo un poco. Disfruto una tarde de mates (o cerveza, según el día y el espíritu) con el amigo Ramiro. Disfruto caminar hasta que se largue el agua y, donde me encuentre el chaparrón, quedarme resguardado bajo un árbol, o techito y observar la calle, la ciudad y la gente que pasa corriendo, apurada o no, durante horas. Disfruto subirme a un colectivo y hacer el recorrido completo hasta volver al punto donde me lo tomé (aunque me pregunten: ¿estás perdido, gringo?).
La experiencia es tan rara como maravillosa. Uno hace parte de la vida de lluvia que haría en su ciudad, pero disfruta cada cosa, tomándose el tiempo necesario. Lo que en Buenos Aires me enojaría y me haría putear, acá aprendo a disfrutarlo, a vivirlo. SI quiere venir la lluvia, que venga, ¡igual la paso bien!
25.1.11
Actividad / Inactividad
Raros mis ritmos en este viaje. Me levanto tempranísimo (7.30, promedio), cisa que jamás logré en Buenos Aires. Algunos dirán que es porque estoy al pedo y me sobra el tiempo para dormir, entonces estoy tan descansado que puedo madrugar, ya sin cansancio acumulado. Yo siento que es por el cambio de aire, un poco, y por las ganas de hacer cosas, de conocer, de caminar, que tengo; motivación que en capital no hay regularmente (uno ya conoce todo).
Algo similar me pasa con la escritura. Lo primero que hago después de tomar unos mates con Ramiro (que sale tempranito a trabajar) es ponerme a escribir. A la mañana las cosas me salen más fácil, no pienso tanto las frases, no me quiero hacer el brillante y simplemente fluye el relato de lo que fue el día anterior o lo que se vendrá. No digo que quede impecable, pero sale.
Por el contrario, hay altos niveles de paja en otras tantas cosas. Por ejemplo, no logro activarme para subir la cantidad de fotos que voy acumulando del viaje (van cerca de 1000). El solo pensar en el trabajo que involucran de edición, clasificación, selección, etc. me mata el ánimo. Quizá un día haga el esfuerzo y me dedique un día entero hacerlo, así de paso las puedo compartir acá, quizá me concentre en disfrutar este largo viaje y las suba al final del camino. El tiempo dirá, lo más importante es que no planeo nada, las cosas van saliendo y así quedan. Ahora me voy a dar una vuelta por Salta capital, donde me quedaré un buen rato porque simplemente, como dice su slogan, es linda, y ver si visito un par de museos.
Algo similar me pasa con la escritura. Lo primero que hago después de tomar unos mates con Ramiro (que sale tempranito a trabajar) es ponerme a escribir. A la mañana las cosas me salen más fácil, no pienso tanto las frases, no me quiero hacer el brillante y simplemente fluye el relato de lo que fue el día anterior o lo que se vendrá. No digo que quede impecable, pero sale.
Por el contrario, hay altos niveles de paja en otras tantas cosas. Por ejemplo, no logro activarme para subir la cantidad de fotos que voy acumulando del viaje (van cerca de 1000). El solo pensar en el trabajo que involucran de edición, clasificación, selección, etc. me mata el ánimo. Quizá un día haga el esfuerzo y me dedique un día entero hacerlo, así de paso las puedo compartir acá, quizá me concentre en disfrutar este largo viaje y las suba al final del camino. El tiempo dirá, lo más importante es que no planeo nada, las cosas van saliendo y así quedan. Ahora me voy a dar una vuelta por Salta capital, donde me quedaré un buen rato porque simplemente, como dice su slogan, es linda, y ver si visito un par de museos.
24.1.11
Un partido y el regreso del mufa
Perdón Salta, perdón hinchas de Centro Juventud Antoniana. Ustedes no lo sabían ayer, quizá no le sepan hasta ahora, perdieron por mi culpa... Y es que soy irremediablemente mufa, siempre que no voy a ver a Independiente, mi equipo. Por eso, ayer, cuando el amigo Ramiro me insistió para ir a ver el partido, primero le dije preventivamente que no; luego le insistí que no era bueno para su equipo y, finalmente, le expliqué esta extraña condición que me acompaña. Aun así, me llevó...
Y pasó lo que tenía que pasar, el pobre Santo sufrió mi presencia y perdió con Gimnasia de Entre Ríos. Me sorprendió ver al Indio Solari en el banco de Antoniana (equipo de Urtubey, según me explicaron). Fue un 1 a 0, pobre en general y bastante aburridón, auque la experiencia de ir a la cancha acá estuvo buena.
Aplausos para la hinchada antoniana que alentó siempre y para el tiempo que acompaño (:D). Disculpas para los hinchas de Antoniana y risas para Ramiro que me señalaba la salida y -a los gritos y en broma- decía: "acá está, perdimos por este porteño mufa". Ja. La próxima seguro levantan, ánimo!
21.1.11
La Balcarce
Finalmente, señoras y señores, llegó la hora de la joda. Después de casi dos meses de viaje, buenos amigos y grandes experiencias, es hora de "bolichear" un poco. Ramiro y sus amigos me llevarán a "La Balcarce", la calle donde parece estar toda la fiesta de Salta capital, o al menos la más famosa. Desde bares hasta peñas y discos, parece que ahí hay de todo. Ya tengo curiosidad de conocerlo, de tanto que me hablaron, es más o menos como el Cerro San Bernardo (que cumplió) con creces. A veces, ellos parecen estar más emocionados de mostrarme el lugar que yo de ir, jajaja.
Mientras tanto hoy voy a ir caminando hasta el Centro, idea y vuelta desde este barrio (Castañares) para ver si empiezo a ubicarme un poco más. No parecieron tantas cuadras el otro día cuando lo hicimos en auto. Igual a esta altura del viaje, mi ritmo de caminata es alto, así que podré sobrevivir.
El día pinta bien, esperemos que algo menos caluroso que ayer, aunque ya aprendí que con el tiempo acá nunca se puede saber!
20.1.11
Un viajero no es un turista
Cuando las vacaciones son un viaje, no se hace turismo. Uno no corre, no se acelera, tiene tiempo. Para volver a sacar esa foto cuando el día esté lindo, para pasar dos veces por ese lugar que estuvo bueno. Para elegir el mejor transporte, para esperar la oportunidad. Para conocer el lugar y su gente en profundidad, para aprender esas palabras propias, encontrar los mejores lugares para comer, entender ciertas costumbres y no ser simplemente un ave de paso, un turista clásico.
Claro, la vida no siempre da la oportunidad de viajar por tiempo indeterminado. Hay quienes sólo pueden hacerlo una vez en la vida (como mi caso), hay quienes tienen el tiempo y el dinero para hacerlo cuantas veces quieran, hay quienes viven así, hay quienes -por razones particulares- se van a vivir a un lugar diferente del lugar de origen y experimentan la sensación. Pero no son la mayoría los que pueden ser viajeros, y no turistas. La experiencia, sin duda, vale la pena.
19.1.11
Cerro San Bernardo
Y finalmente llegué al famoso Cerro San Bernardo, una especie de everest salteño. Más que un cerro, un verdadero mito urbano. Uno de los hitos turísticos más nombrados, un lugar casi sagrado para los salteños.
Al entrar me inundaron con números: 1454 metros de altura, 2km hasta la cima, 1021 escalones y sólo 2 piernas para recorrerlos. Pero una vez atrás estos datos duros, se puede disfrutar de la belleza de un cerro hermoso que no sólo da marco a la Ciudad de Salta, sino que también sirve de mirador privilegiado.
Todavía no tomé el teleférico, ya habrá tiempo para eso. Esta vez, me dediqué a subir los escalones, que no se me hicieron tan incordiosos. Llegué más transpirado que Rocky e incluso me mojé con alguna lluviecita débil en el camino; pero llegué. La vista de la ciudad es buenísima. De esas vistas que parecen inagotables. Creo que pasé unas 4 horas mirando la ciudad, en serio. Distinguí canchas de fútbol, el centro y sus iglesias, algunos parques interminables, otros cerros (alguien me señaló uno que creo que me dijo que era el 20 de febrero), también me hablaron de que lo estaban reforestando, vi gente muy chiquita desde la altura, vi mi cara de turista en una autofoto, vi de todo, por horas.
Bajé y, como ya lo pedía mi organismo, me clavé un docenita de empanadas salteñas. Increíblemente hacía 4 días que no comía. Muy flojo, considerando mi ritmo de una docena día por medio. En sintonía con esto, Ramiro me habló de un lugar llamado "El Patio de la Empanada", que deberé visitar con 5 días de ayuno, por lo que me cuenta.
"Salta, la linda", viejo slogan, está siendo reemplazado en la promoción turística por "Salta, tan linda que enamora". Cualquiera de los dos le van muy bien.
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18.1.11
Salta, capital
Finalmente, luego de un mes y algo de viaje, me instalé el Salta capital. Debo reconocer que el gen porteño ya me pedía algo de movimiento. Tan bien como me hizo la paz de lugares espectaculares y tranquilos como Cachi o SA de los Cobres, ahora necesitaba volver al ritmo urbano. Ayer tuve tiempo de hacer una pasada rápida por el centro y es increíble. Hay algunas iglesias que merecen ser visitadas y callecitas hermosas con barcitos con mesas en la calle.
Ya tengo más de mil recomendaciones sobre qué visitar que me pasaron Ramiro, quien me aloja gentilmente, y sus amigos, con los que ayer brindamos. Que La Balcarce, que el Cerro San Bernardo, que el Cabildo y la Catedral y el Convento... por suerte tengo mucho tiempo para recorrer todo tranquilo y, sobre todo, escaparle a las lluvias ocasionales que amenazan todos los días.
Estoy en un barrio llamado Castañares y todavía, absolutamente perdido en la ciudad, en especial si no me llevan para algún lado. Por suerte tengo un mapita mejor que el típico para turistas, así que espero pronto tener mejores referencias de dónde estoy.
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17.1.11
De vuelta a Salta capital
Dejé ayer San Antonio de los Cobres, me hubiera gustado quedarme más, pero reconozco que el clima me venció. No tenía la ropa apropiada y el viento y frío de las noches me dejaba encerrado y deprimido.
De todas formas pude visitar la estación del Tren a las Nubes, el Viaducto La Polvorilla y caminar por todo el pueblo durante las mañanas y tardes. Es un hermoso lugar, donde uno se siente fuera del mundo. Aislado, tranquilo, con su propio ritmo.
Volví a comer cazuela de llama, aprendí el significado de "ocotudo" (suertudo, por decirlo diplomáticamente) y saqué lindas fotos (son todas en alta, por eso no las subo todavía, tengo que dedicarme un día a bajarles un toque la calidad para que las vean).
Ahora estoy de vuelta en Salta capital. Anoche, en un Hostel, pero en la tarde voy a lo del amigo Ramiro, que conocí en Cafayate, pero que es de acá y cordialmente me invitó a quedarme algunos dias en su casa. Con eso ahorro algo de plata y puede disfrutar con más tranquilidad y todas las comodidades de esta ciudad.
Parece que va a llover, está "dudoso", veré cómo viene mientras tomo el desayuno y ahí decido si doy una vuelta o me quedo a leer un rato.
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13.1.11
San Antonio de los Cobres y el viento
Finalmente llegué a SA de los Cobres. Un lugar tan espectacular como curioso. Llegué ayer por la tarde, cuando caía el sol y un viento continuo, persistente y frío empezaba a levantar. Encontré alojamiento rápido, me acomodé y tuve la peor idea: dar una vueltita. Había caído el sol y ni la salamandra a todo vapor del lugar ni las advertencias conocedoras de la dueña cambiaron mi opinión. La cambió el frío que tomé en esas 5 cuadras y que todavía no logro sacarme de encima.
Desolado, congelado, no dejó de ser una aventura, de ser espectacular ver el contorno de esas montañas como sobras en el horizonte oscuro, esas casas cerradas, resguardadas, ese porteño tarado que se congelaba mientras coleccionaba, también, esta experiencia para su blog.
El locro del regreso ayudó, la cama y el ambiente calentitos me devolvieron el ánimo y me dejaron una buena lección: sin la ropa adecuada, mejor me guardo en la noche.
Hay mucho para ver, contra mi pronóstico en este pueblo. Me hablaron del paso del Tren a las Nubes, de La Polvorilla (o algo así), de unas ruinas, de un cerro.
Por ahora me pasé la mañana organizándome para ver cómo sigo el viaje. Aunque pronto se impone volver a Salta capital y pasar un buen rato ahí. El tiempo dirá... mientras tanto, le escapo al viento.
12.1.11
De nuevo en Salta capital
Nadie me avisó hasta el atardecer de ayer que para ir a San Antonio de los Cobres debía volver a Salta capital. Pero así fue. Daniel, hombre amable, hablador y gran cebador de mate me alcanzó hasta la ciudad. Dejaba a su hijo en Cachi, visitando unos primos, y de vuelta "pa' no charlar solo" me trajo. De haber sabido que tenía que volver para acá, mejor pasaba por Chicoana a ver al amigo Claudio que me había invitado. Pero bueno, así es el destino, veremos sus razones.
Ahora estoy parado en algún punto de la Ruta 51, según el cartel, no muy lejos de la capital (de Salta, claro) y esperando un alma generosa que le haga caso a mi dedo cansado. Con algo de suerte, estaré hoy en SA de los Cobres. Espero que no muy tarde, porque me dicen que de noche, mejor que esté adentro de alguna casa o me voy a congelar. Daniel, en el camión, me habló del viento de allá, del frío en las noches, y la verdad me asustó un poquito. Aunque conociendo mi tolerancia al frío (mucho mejor que al calor) me tengo fe. Será un desafío supongo. No cualquier mochilero llega hasta allá, así que haremos patria, mis amigos.
Esperando reportear mañana desde allá, y no congelarme en el intento.
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