19.1.11

Cerro San Bernardo


Y finalmente llegué al famoso Cerro San Bernardo, una especie de everest salteño. Más que un cerro, un verdadero mito urbano. Uno de los hitos turísticos más nombrados, un lugar casi sagrado para los salteños.
Al entrar me inundaron con números: 1454 metros de altura, 2km hasta la cima, 1021 escalones y sólo 2 piernas para recorrerlos. Pero una vez atrás estos datos duros, se puede disfrutar de la belleza de un cerro hermoso que no sólo da marco a la Ciudad de Salta, sino que también sirve de mirador privilegiado.
Todavía no tomé el teleférico, ya habrá tiempo para eso. Esta vez, me dediqué a subir los escalones, que no se me hicieron tan incordiosos. Llegué más transpirado que Rocky e incluso me mojé con alguna lluviecita débil en el camino; pero llegué. La vista de la ciudad es buenísima. De esas vistas que parecen inagotables. Creo que pasé unas 4 horas mirando la ciudad, en serio. Distinguí canchas de fútbol, el centro y sus iglesias, algunos parques interminables, otros cerros (alguien me señaló uno que creo que me dijo que era el 20 de febrero), también me hablaron de que lo estaban reforestando, vi gente muy chiquita desde la altura, vi mi cara de turista en una autofoto, vi de todo, por horas.
Bajé y, como ya lo pedía mi organismo, me clavé un docenita de empanadas salteñas. Increíblemente hacía 4 días que no comía. Muy flojo, considerando mi ritmo de una docena día por medio. En sintonía con esto, Ramiro me habló de un lugar llamado "El Patio de la Empanada", que deberé visitar con 5 días de ayuno, por lo que me cuenta.
"Salta, la linda", viejo slogan, está siendo reemplazado en la promoción turística por "Salta, tan linda que enamora". Cualquiera de los dos le van muy bien.

1 comentario:

  1. Acabo de terminar de leer tu viaje desde tu salida en Retira hasta acá.
    Genial poder ver todo a través tuyo. Esperaré por nuevas historias

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