26.1.11

Disfrutando, aunque llueva

La lluvia o el mal clima suelen ser razón de enojo, malestar y, fundamentalmente, una catarata de puteadas para el que está de vacaciones. No es mi caso. La extensión de mi viaje me da la holgura suficiente como para que un (o un par) de días de mal tiempo no me amarguen. Hay otras alternativas para aprovechar el día, muchas más de las que uno imagina. Y no hablo sólo de los clásicos como ir al cine, al teatro o visitar un museo. Hay muchas opciones, dependiendo de los gustos de cada uno.

En mi caso disfruto mucho conociendo los café de Salta, tomando algo, leyendo un poco. Disfruto una tarde de mates (o cerveza, según el día y el espíritu) con el amigo Ramiro. Disfruto caminar hasta que se largue el agua y, donde me encuentre el chaparrón, quedarme resguardado bajo un árbol, o techito y observar la calle, la ciudad y la gente que pasa corriendo, apurada o no, durante horas. Disfruto subirme a un colectivo y hacer el recorrido completo hasta volver al punto donde me lo tomé (aunque me pregunten: ¿estás perdido, gringo?).

La experiencia es tan rara como maravillosa. Uno hace parte de la vida de lluvia que haría en su ciudad, pero disfruta cada cosa, tomándose el tiempo necesario. Lo que en Buenos Aires me enojaría y me haría putear, acá aprendo a disfrutarlo, a vivirlo. SI quiere venir la lluvia, que venga, ¡igual la paso bien!

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