8.4.11

Viernes


Me gustan los viernes en Salta. Casi parecieran empezar unas horas antes que en Buenos Aires. No me pregunten por qué, pero el espíritu del viernes siemplemente está en el aire desde la tarde. Los chicos con ropa de colegio corren por la Plaza 9 de Julio, los oficinistas hoy están más "casual" que nunca, las mujeres sonríen más y hasta los jubilados parecen emocionarse saboreando la visita de los hijos o los nietos del fin de semana.

La ciudad empieza a bajar el ritmo y de a poco el Centro se va vaciando, dejando apenas turistas (como uno), uno que otro que le tocó trabajar hasta tarde y algún loco o borracho que no se enteró que ya era viernes.

La gente se va a los barrios, para sus casas, otros tanto enfilan para La Balcarce o alguna de las tantas peñas, algunos se van al interior a visitar familiares y otros se acuestan temprano, porque tiene la desgracia de trabajar el sábado.

Es viernes, y aun para el que no trabaja, es especial. Es de esos días alegres por naturaleza, porque anticipan el descanso y una vida compartida con los que más queremos.

Los extraño, familia, amigos. Desde que estoy de viaje, los viernes se me hacen un poco melancólicos.

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