30.12.10
Regreso con gloria
No, no se emocionen, aun no pienso en volver a Buenos Aires. Volví al bellísimo Anfiteatro de Cafayate, esta vez en micro, no en bicicleta como la locura anterior. Dije "eco", varias veces, para no dejar dudas que era turista. Cantamos temas de Charly con unos rionegrinos que me encontré allí y, para no dejar dudas que era porteño, no los pude acompañar con una de Cafrune, que igual me gustó mucho. De hecho me gustó tanto que tengo que averiguarme el nombre, sólo recuerdo que decía mucho la palabra "solo". Ya la googlearé (y le cobraré a Google por este auspicio gratuito).
Volví del Anfiteatro y no pude evitar la recaída: nuevamente empanadas salteñas, mi dieta básica de viaje hasta el momento.
Me gusta Cafayate, ya llevo acá como 10 días y me podría quedar otros tantos, pero estoy tentado de escaparme a Salta Capital para mañana. El amigo Ramiro comprometió alojamiento y brindis con familia prestada. Suena tentador. Por otro lado, tengo ganas de hacer el loco viajero, el mochilero aventurero y ermitaño e irme a cualquier pueblo (digamos Cachi, según mis estimaciones) y pasarlo en medio de las montañas con una botella de buen vino salteño. Quizá me quede acá en Cafayate, hay buena onda y en el Hostel prometen brindis también.
Mañana temprano habrá resolución: Cafayate o Hacia el Norte...
27.12.10
Camino al Anfiteatro y la Garganta (Seca)
Podré algún día contarle a mis nietos esta aventura, entre épica y pelotuda, que me llevó hasta el Anfiteatro de Cafayate y la famosa Garganta del Diablo.
Párrafo aparte para la belleza del paisaje, la increíble acústica, la de un lugar que jamás el hombre podría igualar con sus construcciones. El Anfiteatro es natural, es mágico, es especial. Tan lindo es que ya sé que no podré dejar Cafayate sin visitarlo de nuevo. Ojalá alguien me acompañe con una guitarra, porque esa acústica no está para desperdiciarse.
Ahora sí: la aventura. Claramente no seré el primero en alquilar una bicicleta en Cafayate para hacer excursiones. Tampoco un pionero en intentar la bicicleteada hacia o desde el Anfiteatro. Probablemente, sí, sea uno de los pocos tarados que intentar ir y volver al Anfiteatro e bicicleta, a la 1 de la tarde, con 40 grados y sin agua. Ah, bicicleta sin cambios, para agregarle emoción.
La idea se disfrutó: es mayormente en bajada, el vientito de la mañana acompaña, el calor todavía no agobia. La única botella de agua se hace ajustada pero suficiente. El problema fue la vuelta. Cuando me entero que el micro que lleva bicicletas sólo "lleva" y no "trae". Okey, volveré en bici, me dije. Pero ya eran la 1 de la tarde, ya hacía 40 grados y no encontraba dónde comprar agua para sobrevivir el regreso.
Para hacer la historia corta, pedalee como un condenado. 10 km antes de llegar a Cafayate debí bajarme porque las piernas ya no podía completar la vuelta necesaria para que las ruedas se muevan. En el camino compré dos botellitas de agua que no alcanzaron para más que mojar la garganta (mia, no del diablo). Me metí en un río que mejor parecía un canal de barro en un intento desesperado por hidratarme, llegué a pensar en comer una planta (pero recordé la película "Into The Wild" y no me animé). Caminé, o arrastré los piés esos últimos 10 kilómetros (de los 100 que implicó la ida y vuelta), devolví la bici y caí en la plaza. Ahí me quedé 4 horas, tomando los 4 litros de agua que compré en dos botellas de dos litros (eso duró como 15 minutos). Una lluvia me movió, penosamente hasta el Hostel. Ahí dormí hasta recién (17 horas de corrido).
Párrafo aparte para la belleza del paisaje, la increíble acústica, la de un lugar que jamás el hombre podría igualar con sus construcciones. El Anfiteatro es natural, es mágico, es especial. Tan lindo es que ya sé que no podré dejar Cafayate sin visitarlo de nuevo. Ojalá alguien me acompañe con una guitarra, porque esa acústica no está para desperdiciarse.
Ahora sí: la aventura. Claramente no seré el primero en alquilar una bicicleta en Cafayate para hacer excursiones. Tampoco un pionero en intentar la bicicleteada hacia o desde el Anfiteatro. Probablemente, sí, sea uno de los pocos tarados que intentar ir y volver al Anfiteatro e bicicleta, a la 1 de la tarde, con 40 grados y sin agua. Ah, bicicleta sin cambios, para agregarle emoción.
La idea se disfrutó: es mayormente en bajada, el vientito de la mañana acompaña, el calor todavía no agobia. La única botella de agua se hace ajustada pero suficiente. El problema fue la vuelta. Cuando me entero que el micro que lleva bicicletas sólo "lleva" y no "trae". Okey, volveré en bici, me dije. Pero ya eran la 1 de la tarde, ya hacía 40 grados y no encontraba dónde comprar agua para sobrevivir el regreso.
Para hacer la historia corta, pedalee como un condenado. 10 km antes de llegar a Cafayate debí bajarme porque las piernas ya no podía completar la vuelta necesaria para que las ruedas se muevan. En el camino compré dos botellitas de agua que no alcanzaron para más que mojar la garganta (mia, no del diablo). Me metí en un río que mejor parecía un canal de barro en un intento desesperado por hidratarme, llegué a pensar en comer una planta (pero recordé la película "Into The Wild" y no me animé). Caminé, o arrastré los piés esos últimos 10 kilómetros (de los 100 que implicó la ida y vuelta), devolví la bici y caí en la plaza. Ahí me quedé 4 horas, tomando los 4 litros de agua que compré en dos botellas de dos litros (eso duró como 15 minutos). Una lluvia me movió, penosamente hasta el Hostel. Ahí dormí hasta recién (17 horas de corrido).
22.12.10
Ser salteño
De a poco voy entendiendo de qué se trata ser salteño. No sólo en las conversaciones con Ramiro, sino en el trato cotidiano con esta gente linda de Salta (también, la linda). No se puede ser salteño sin amar las empanadas y el buen vino, el folklore que parece haber salido todo de los límites de esta provincia (Los Chalchaleros, Los Nocheros, el Cuchi Leguizamón, hasta el "Chaqueño" Palavecino resultó ser salteño), los paisaje coloridos, el General Guemes que debe tener un retrato abajo de Dios en cada casa.
Son orgullosos de su historia, de haber recuperado el norte para la patria, del gaucho, de sus gauchos, de los gauchos de Guemes, del poncho, del caballo que montan y de las llamas y vicuñas que se pasean por los cerros, del Cerro San Bernardo (que aun no conozco pero muchos recomiendan), de GImnasia y Tiro, de Juventud Antoniana y de Central Norte.
Ser salteño es querer sus paisajes, su tranquilidad, el mate y los carnavales que se viene. Ser salteño parece ser, sobre todo, orgulloso de la provincia que habitan. Y no es para menos, es un provincia bellísima.
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21.12.10
Diseño Norteño
Recién en Salta, en Cafayate, por donde pierdo mis tardes con mates bajo un árbol de la plaza, entiendo el atractivo del norte. Ese atractivo que siempre tuvo, el de una estética particular, el de un concepto de diseño muy propio. Pero diseño no "a la palermitana", no es design, es un diseño más complejo, un diseño visual y cultural. Una herencia: aborigen, criolla, rupestre, creativa en la continuidad.
Una llama o un cáctus pueden más que todos los Faena juntos. No se puede construir una imagen de diseño más fuerte que la de una cultura. Con miles de años de acumulación icónica. Con la fuerza comunicativa de lo simple. Puede que una M de McDonald's o ese tilde redondeado de Nike sean los simples símbolos del capitalismo contemporáneo, pero ni siquiera esas imágenes ultra-archi-conocidas y reconocibles para todos tienen la fuerza de un telar, del poncho salteño, de la forma de las empanaditas, de los cerros y cada detalle que hace especial este lugar y otros tantos lugares del norte.
Entre mate y mate que ceba Ramiro, el de la capital de Salta, le cuento estas mismas profundas e inútiles reflexiones, y el se ríe, se enorgullece como buen salteño, como buen norteño, y me confirma que a los porteños nos encanta hacernos los inteligentes.
20.12.10
Cafayate y más Cafayate
Ni una lluvia ocasional, ni un calor elevado pueden borrar la belleza de Cafayate. Estoy acá hace 3 días y no me canso de caminar por las calles tranquilas del centro, descansando en la plaza o andando en bici por los alrededores. Esta ciudad tiene algo especial, difícil de describir. Mi dieta está irreversiblemente encaminada a sucesivos atracones de empanadas salteñas. Una exquisitez gastronómica de la que ya me reconozco adicto. Sumado a un extraño pero rico helado de Torrontés.
Visite el camino de las Siete Cascadas (aunque se alcanzan a ver 3, las otras son inaccesibles para el público en general) y me debo la visita al Anfiteatro (como a 50km de la ciudad). Por ahora paso los días caminando por la ciudad con un guía de lujo, Ramiro, que es de Salta capital, pero conoce la ciudad como nadie. Me quedaré varios días por acá. Creo que recién ahora estoy agarrando la onda del viaje, frenando un poco, disfrutando de otra manera, sin apuros, en profundidad. Salta, la linda, como le dicen, está más linda que nunca.
Desde la sombra de un árbol generoso de este norte lindo. Me despido hasta la próxima...
16.12.10
En alguna parte
Ahí estoy en este momento. En alguna parte entre Tucumán y Salta. Entre Amaicha del Valle y Cafayate. Salimos temprano (con Carlos y Juliana, amigos santiagueños que conocí en Amaicha) haciendo dedo (mala idea) y nos alcanzaron hasta "alguna parte" que tiene algo así como 5 casas y una canchita de fútbol de tierra. Extrañamente tengo señal. Voy a averiguar cómo se llama este lugar. El Bañado, o algo así, me dicen...
Nos refiguamos debajo de un arbolito y nos convidaron algo que comer recién, una señora muy generosa de una de las pocas casas. Nos dio "mazamorra", una especie de sopa caliente de maíz, que vino muy bien, aunque no es un buena combinación con este calor criminal de la tarde. No pasan muchos autos y la gente no es muy amable por ahora. Llegar a Salta parece una odisea. Sabemos que Colalao del Valle está más adelante y, después, Cafayate, a donde intentamos llegar.
...
Post en tiempo real, jeje, se pierde la señal, pero estamos arriba de una camioneta, vamos hasta Colalao, de última dormimos ahí, seguiré informando.
Nos refiguamos debajo de un arbolito y nos convidaron algo que comer recién, una señora muy generosa de una de las pocas casas. Nos dio "mazamorra", una especie de sopa caliente de maíz, que vino muy bien, aunque no es un buena combinación con este calor criminal de la tarde. No pasan muchos autos y la gente no es muy amable por ahora. Llegar a Salta parece una odisea. Sabemos que Colalao del Valle está más adelante y, después, Cafayate, a donde intentamos llegar.
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Post en tiempo real, jeje, se pierde la señal, pero estamos arriba de una camioneta, vamos hasta Colalao, de última dormimos ahí, seguiré informando.
15.12.10
De Quilmes, el sol y las curvas
Ufffff... largo tiempo sin conectarme. Entre una lluvia inesperada en Tafi que me dejó empapado y emputecido, cuando salíamos para Amaicha del Valle y la falta de conexión en estas partes, estuve perdido. Dicen que acá en Amaicha hay sol todos los días del año, y es verdad, o no tanto, porque en realidad a veces llueve o se nuble, pero invariablemente vuelve a salir el sol. Por eso lo de 360 días con sol. Una verdad parcial.
Ayer visité las ruinas de los Indios Quilmes, los que dieron su nombre a la localidad bonaerense. Una llamita incrédula que se paseaba por las terrazas quilmeñas escuchaba junto a mí la historia de cómo este pueblo fue llevado a pié desde este norte tucumano al sur de la provincia de Buenos Aires. Fueron, según dicen, de los que más resistieron a la conquista español y tal castigo fue en represalia por ello.
La llamita decidió luego no acompañarme en los kilómetros de regreso a la ruta que me devolvió a Amaicha, donde todavía había sol, claro. Ideal para vos, Migue, que no aguantás los días soleados! El pueblito de Amaicha es muy tranquilo, da gusto pasearse al atardecer por las callecitas de tierra y levantar polvareda con cada paso. Hoy es mi última noche acá, me enganché con una gente buena onda de Flores con los que iremos hacia Cafayate (Salta, ahí vamos!!!). Espero probar buenos vinos y no marearme tanto como con las curvas de San Miguel a Tafí del Valle. :S
Seguiré reportando desde Salta, la linda, en breve.
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11.12.10
Respiro
Tafi del Valle es un respiro, del calor de San Miguel, de la ciudad, de verde. Da gusto caminar sin apuro por el centro y sus alrededores, cruzar ese puente, mojar los pies en el río, volver a pasar por el Centro, comer algo tirado en el pasto de la coqueta plaza. Tafi es un respiro.
Mientras unos amigos arrecifeños que acabo de conocer preparan un asado en el camping agradezco estar acá. Confieso que el calor no me dejó disfrutar tanto de San Miguel como hubiera querido, pero siempre queda tiempo de volver. Mientras tanto Tafi está fresco. Como cada noche, después que las nubes cubren inevitablemente el valle y una sobra gris se dibuja en los cerros circundantes. Fa! me puse poético, jejeje.
Mañana vamos a ir a la Laguna de El Mollar, un pueblo muy cerquita, donde dicen que uno puede bañarse. Y pasado mañana, ¿domingo? ¿lunes?, voy para Amaicha del Valle, cerca de las ruinas de los Indios Quilmes. De ahí, directo a Salta, Cafayate.
Empiezan a salir los chori, que lindo está el Norte! Hasta la próxima.
10.12.10
o,5oc
Finalmente conocía ayer la Casa de Tucumán (como ya habrán visto tantas veces la misma foto, les pongo mi versión PS). Intenté la foto con la moneda de o,5oc al lado, pero no tenía monedas... y además hacía un calor que si hubiera tenido, se habría derretido.
La Casa me sorprendió por dos razones. Primero, parece menos solemne y ostentosa de lo que la imaginaba. Segundo, aún así infunde un respeto inesperado.
Según ns explicó un guía que sabía una bocha, la casa se mantiene tal cual cómo era en 1816, apesar de varias remodelaciones. La última en 1941 fue la que volvió a dejarla tal cual la original. Hasta buscaron los mismos ladrillos!!!
TIene tres patios que, la verdad, me parecieron lo más lindo. Yo no soy muy de museos y si bien la explicación y el paseo estuvo muy bien, hubiera preferido quedarme sentado un largo rato en los patios, intentando llenarlos con esas caras de las figuritas de Billiken, con esos dibujos repetidos en los libros de historia (ahora me pregunto, quién hará esas ilustraciones, ese Sarmiento siempre igual, ese Cornelio Saavedra tan amargado).
Hoy, hace más calor que ayer, apenas da un respiro al atardecer, cuando baja el sol. Me pasé buena parte del día sentado en un banco de la Plaza, mojándome la nuca para no morir y mirando hasta el aburrimiento cada línea del edificio del Correo. Hoy voy a visitar un barrio (Yerbabuena) que dicen que es lindo y mañana temprano salgo para Tafí del Valle (que dicen que es más fresquito, jeje).
Mi amigo Mario me dice que me espera en Salta capital, paciencia Marito, todavía sigo en Tucumán y no me corre nadie. Además quiero pasar por Cafayate antes.
¿Alguien me presta 50 centavos?
9.12.10
Sauna
El viaje fue largo. Largo. Muy largo. El micro se quedó sin aire acondicionado justo cuando atravesábamos Santiago del Estero. Si hubiera estado en bolas y con una toallita atada a la cintura, hubiera tenido sentido, pero con la remera empapada y pegada al pecho, ese sauna no se justificaba.
Paramos en una localidad santiagueña inimaginable llamada Ojo de Agua, apenas cruzando la frontera cordobesa. Era una desolación, eran las 9 de la mañana y el calor hacía reflejos sobre el monte desolado. Debía hacer unos 35°, fácil. Todo el micro se apretujó abajo del único techo de un improvisado paradero que no alcanzaba la categoría de terminal. Calor arriba, calor abajo.
Llegamos a San Miguel de Tucumán a eso de las 17, después de 23 horas de viaje y 8 horas de sauna. Tal era nuestro estado que ni las mujeres se preocupaban ya de su aspecto... Por suerte el clima en la capital tucumana estaba mucho más agradable, una expectativa que no tengo para hoy. Son las 10 de la mañana y ya se siente el sol pesado en la espalda.
Estaba casando, así que decidí dejar la "experiencia camping" para otro día y me fui al Hostelling International local. Recién viniendo vi algo re loco, una caseta de policía en el medio de un cruce de calles, desde la cuál el poli dirigía el tránsito haciendo del semáforo que nunca hubo. Rarezas tucumanas. Estoy saliendo para conocer el centro y la famosa Casa de Tucumán, la de la moneda de 0,50 centavos, todo un hito patrio. También la plaza, la casa de gobierno y la catedral que ayer estaba a full porque parece que festejaban a la virgen.
Ya desde el NOA, desde el Jardín de la República, seguiré reportando.
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7.12.10
Me Retiro
En retiro. Me retiro, hacia el Norte. Con dirección pero sin límites o fronteras. 15 horas me separan del primer destino: Tucumán y después, quién sabe, segurmente Salta y Jujuy. Más allá, plus ultra en latín, que también es el nombre del micro que me lleva.
Tengo mi mochila, tengo música y mi celular que es a la vez mi escritorio y mi libro de anotaciones, lo mismo que este blog que comparto con todos. Tengo una nueva "identidad digital", jejeje. Con este viaje empieza una vida nueva, la de @ds10design, la de Dario Sanguineti en Facebook y la de Hacia el Norte que relatará todo lo que anuncia el subtítulo y mucho más.
Para los amigos que quieran saber de mi, para los que quieran datos de mochilero, para los que les guste viajar, para los curiosos, para las grandes páginas de la historia y para mi recuerdo: me Retiro, hacia el norte y ahí nos estamos viendo.
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