25.2.11

Adiós Iruya


Me despido, sin caminata duplicada a San Isidro, pero con la tranquilidad y felicidad de haberla hecho. Con el recuerdo de la tranquilidad de estos cerros y este lado de Argentina que parece tan lejano a un porteño viajero. Con el ruido del viento en las orejas, con el color de los cerros en la retina, con el sabor de las empanaditas salteñas. Con esas callecitas de piedra irregular, la luz vaporosa de los faroles en las noches frías y esa caminata solitaria de anoche y el esfuerzo por ver el valle en plena oscuridad.

Salgo para Humahuaca, curiosamente, mi primer destino jujeño después de casi dos meses en Salta. La Quebrada y después el regreso a Salta capital y después, como me gusta decir, quién sabe. Todavía hay tiempo y dinero para seguir.

1 comentario:

  1. Gracias Dario por compartir tus vivencias , en breve voy a visitar Iruya y me sirven mucho , d nuevo Gracias grandotas

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